12 de la mañana, y el estadio Bicentenario ya vestía colores verdes y negros en la entrada del recinto. Propagandas políticas estaban siendo utilizadas como mini hogares para los fanáticos ansiosos que habían hecho hora desde el día anterior, esperando agarrar el mejor puesto dentro de la cancha del escenario. Si uno por curiosidad querría adentrarse a charlar con ellos, todo era buena onda y compañía, en un ambiente hermanable y amistoso.
Y cada uno con ambición de ser los afortunados para subir al escenario a compartir con los ídolos de toda su vida, e inmortalizar esa memoria hasta el lecho de sus muertes.
El calor era una cachetada enorme para todos los presentes en un comienzo, en donde una corriente de viento ayudaba a los espectadores para refrescarse mientras repletaban los asientos y espacios del lugar. Eso pasó a segundo plano con la entretenida presentación que dio The Interrupters con su ska movido y aguerrillado, haciendo bailar a la gente en sus casi 40 minutos de canciones.
A las 8:30 todo estaba plano en el ambiente, uno que otro charlando sobre sus experiencias previas con Green Day, algunos disfrutando de algún bebestorio y otros peleando cada centímetro por querer llegar a la cercanía del asunto. En un minisegundo, con soberbia y majestuosidad empiezan a sonar los primeros versos del clásico Bohemian Rhapsody de Queen, y la gente solo coreó hasta no poder más.
Se jugó con las voces, las partes difíciles las cantaban a todo pulmón, y era el momento perfecto para confirmar que el Bicentenario La Florida albergaría a una multitud ruidosa y apasionada. A lo que le siguió la presentación del conejo ebrio, sketch protagonizado por el hombre disfrazado de color rosa, qué con su ridículo acompañante (sonidista en tutú) interactuaron con el público al ritmo de Blitzkrieg Bop de The Ramones. Ya todo prendía para algo sumamente bueno.
El drama empezaba mientras los parlantes amplificaban con la canción de Odisea en el Espacio, creando esa sensación hacía el fin del descubrimiento. Frente a esa incertidumbre que era más real que nunca, de inmediato Tré Cool aparece con su camisa y shorts negros, vistiendo la corbata roja con elegancia, acompañado de la carrera olímpica que Mike Dirnt realiza en busca de su bajo.
El cumpleañero Jason White tomó la guitarra rítmica, Jason Freese atrás en el piano con Jeff Matika con las otras cuerdas. Pero todo se llega a descontrolar cuando aparece la inminente presencia de Billie Joe Armstrong, cuando se sube al retorno del escenario para el deleite de todos, y da inicio a esta fiesta.
Haciendo cantar a su gente con un «HEE OHH«, y al compás de la batería de Tré, comienza «Know Your Enemy«, que con confeti y energía desató todas las rabias que la gente había tenido haciendo fila previamente. Era un momento para saltar y disfrutar a lo que sería una jornada que prometía.
No era ni la primera canción, y el frontman ya querría hacer realidad el sueño de algún fanático para cantar con él la canción en escenario. «Ese chico quiere cantar«, a lo que un emocionado joven de pelo amarillo teñido y con la bandera de Chile abraza efervescente mente a su héroe. Ya listo con su mérito, se lanza de manera triunfal al stage diving.
La gira de Revolution Radio ha estado presentando sus temas nuevos, y acá la corrida fue protagonizada por las canciones «Bang Bang«y «Revolution Radio» del disco mencionado. Sonaron revolucionarias según en las palabras del mismo Billie, quién gritaba «Viva la revolución«. «Holiday» se convirtió en la primera canción del disco American Idiot en ser tocada, con un alargue y entrega que la hizo durar un poco más de 10 minutos, esto seguido de «Letterbomb» proveniente de ese trabajo igual.
«Boulevard of Broken Dreams» tocó el alma de muchos, cuando Billie empezó a apelar a los sentimientos de rechazo que todos hemos tenido por ser diferentes, por ser raros y nunca haber sido parte de la idealizaciones de los grupos sociales que nos rodeaban. Fue un momento lleno de emotividad. Más adelante Amstrong aludió a que no necesitamos Instagram o Facebook, y que el vivir es ahora.
La vieja escuela se hacía presente, y es con la batería de Tré siguiendo la icónica línea de bajo de «Longview» en donde invocaron una fiesta en el estadio. Las palabras de pubertad de la letra haciendo efecto nostálgico nuevamente, y eso dando la entrada a que otro seguidor tuviera la oportunidad de participar en la canción. Otro sueño cumplido en donde la alegría de este chico estaba en la cima.
La parte que a muchos les gratificó fue una pasada de temas que no eran tocados desde hace un tiempo en vivo, y que incluso en Argentina no fueron mostrados, con»Stuck with Me«, «Geek Stink Breath» y «Nice Guys Finish Last» como privilegiadas. Otros clásicos como «Waiting«, «She«, «When I Come Around» y la gran «Minority» completaron por la hora.
El cover de «Knowledge» entregó otro momento con la fanaticada, en donde ahora los miembros buscaban a un guitarrista más, y que durante el desenlace se escogió a una persona que más allá de tocar, se llevó un beso en la boca de Billie y también la guitarra misma.
Llegaba la parte final, y con «American Idiot» y «Jesus Of Suburbia» todo estaba definido para ser un desastre en la cancha, con la rebeldía y la actitud puesta en el mosh pit enorme que se formó en el lado derecho del sector. Una alabanza total a todo lo entregado por el grupo durante toda la jornada. Y para finalizar, «21 Guns» y «Good Residance»
para un final feliz, deseándonos lo mejor para nuestras vidas de manera simbólica y líricas.
Los detractores de Green Day son esos que se niegan a aprobar el éxito rotundente que el grupo ha tenido. Pero hay que ser objetivos, y asumir que ayer la banda entregó un show de nivel mundial, reafirmando su posición actual dentro de la historia del rock y mucho más allá. Ayer fue el comienzo de una cadena de favores, en donde los fanáticos saldaron deudas con su banda favorita, y en donde el trío en compañía de sus músicos en vivo solo nos hicieron parte de su amistad musical.