Fotografía: Carlos Müller
La mayoría de los moralistas virtuales reaccionaron de manera hostil frente a la patada que Josh Homme -poco lúcido y reventado- le propinó a una fotógrafa durante una presentación en Los Angeles el año pasado. Cuento corto, las disculpas fueron entregadas por parte del vocalista, y la gente empezaba a cuestionarse la posición de ser rockstar en esta sociedad sensible y frágil de hoy. Pero pasado a las 9:30 del miércoles 21 de febrero, con camisa roja y pícaro, Josh se exponía en frente de casi 15 mil personas en lo que sería la primera parada de la gira. Bailando de manera sensual, y dispuesto a reventar el Movistar Arena con su grupo de villanos, sin importarle nada. Él simplemente asumió su rol de antagonista de lo correcto, comenzando a desatar su carisma a base de rock and roll, irreverencia y sensualidad genuina.
Desde el primer minuto en que la banda pisó el escenario, la explosión sónica de sus canciones fue la pieza fundamental que hizo saltar a los presentes por toda la jornada. La mezcla y potencia de los temas se sintieron pesados, y eso no bastó solamente con la ejecución endemoniada de cada uno de sus integrantes. El trabajo de iluminación -que iba alternando entre juegos epilépticos y rojos intensos en los ambientes- le dio contexto a cada compás, solo de guitarra y tempo en los temas. La mezcla de estas dos aristas solo desató más locura y celebración en esta fiesta rockera.
Con el disco «Villains» siendo la excusa principal de esta visita, este pudo llenar espacios importantes del show con una clara preparación profesional, la cual con creces superó a la del sonido logrado en estudio. Las canciones ‘The Way You Used To Do’, ‘Feet Don´t Fail Me’ y ‘Domesticated Animals’ (por decir algunas) tienen una garra y alma diferente en vivo, y se sintieron demoledoras y más estratégicas en sus progresiones. Fácilmente, cada una de estas canciones sirvieron como piezas inteligentes, para atacar con más agilidad en los clásicos del grupo. ‘No One Knows’ como primera canción de ‘Songs for the Deaf’, fue la que impulsó a que nuevamente la cancha gozara cada nota musical, y la cantara de manera extensa en los alargues que se creaban. Ese sentimiento se incrementó salvajemente en ‘Go With The Flow’ y ‘My God is The Sun’, las cuales fueron motivos de mosh pits y avalanchas de gente, que de izquierda a derecha, se perdían frente la reja del escenario. Hubo secciones en donde de paso, se cambió el temple del momento, pasando con la atrevida y lenta ‘Make It With Chu’, secundada por la melancólica y vampírica ‘I Appear Missing’, del álbum «Like Clockwork». Hubo momentos memorables los cuales eran inevitables, y con la presencia de Alain Johannes como telonero, era instancia para una colaboración con la banda, y así lo fue. ‘Hangin´Tree’ fue la escogida para tocar, y es que el músico chileno ha tocado esta canción anteriormente con su grupo, «Alain Johannes Trio». La presencia del guitarrista fue una que deslumbró con solos y efectos de guitarra que le agregaron más fuerza a la canción. Más adelante, entre las rarezas de la discografía de QOTSA, ‘Regular John’ -del disco debut homónimo- fue tocada, con gran sensualidad y enojo, siendo una de las grandes sorpresas de la noche.
La energía de los fanáticos fue inagotable, y siempre queriendo más, con Dean Fertita y Michael Shuman en frente, robándose el espectáculo con sus gancheras y salvajes performances. Por el otro lado, Jon Theodore se apoderó de un espíritu animal, que se tentaba a romper cada tom y bombo de la batería, con su intensa habilidad con los redobles y destiempos. Si, incluso, en un tramo de ‘Little Sister’ se lesionó la muñeca. Pero anestesiado de velocidad, logró cerrar la noche con una demoledora actuación en ‘A Song for the Dead’. Un monstruo en la batería. Y Josh con sus gestos, muecas y soltura de Elvis Presley, solo se dejaba poseer por el maldito rock, mientras afilaba cada riff con facilidad y seguridad. Su voz se mostró trabajada y dispuesta a hacer cantar al público por casi 2 horas. Y así fue hasta el final. La energía expuesta en conjunto fue la que hizo que la fiesta no parara. Cada uno entregando su sello con un sonido dominante, y enseñándonos que la individualidad puede ser un elemento a favor, si es que esta puede favorecer al desplante del show.
Este recital en temas de sonoridad fue una carretera llena de adrenalina y con pocas paradas en el camino. La potencia y la velocidad se hicieron una, para entregarnos esta presentación que hizo retumbar con su actitud en todo el transcurso. Pero si habláramos objetivamente de setlist, faltaron temas antiguos los cuales todos queríamos escuchar (First It Giveth o Sick, Sick, Sick no hicieron el corte por ejemplo), pero que dentro de lo excelente que sonaban las nuevas, pasaron casi inadvertidas en esta ocasión.
Fue una muestra de irreverencia y rock and roll de tomo y lomo. La consecuencia de tener al futuro de este género en los hombros, y hacerlo brillar con todo sus orígenes y componentes. Una pasión que se hacía ver, y se imponía de manera natural, con rebeldía y seguridad frente a un Movistar Arena que llenó galerías, plateas y que hizo explotar la cancha de principio a fin.
If I Had a Tail
Head Like a Haunted House
Monsters in the Parasol
My God Is the Sun
Feet Don’t Fail Me
The Way You Used to Do
You Can’t Quit Me Baby
No One Knows
The Evil Has Landed
I Sat by the Ocean
Hangin’ Tree (with Alain Johannes)
Domesticated Animals
Make It Wit Chu
Smooth Sailing
I Appear Missing
Villains of Circumstance
Little Sister
Go With the Flow
Encore:
Regular John
A Song for the Dead