Cómo si se tratara de una junta de 4to medio entre amantes de la música, se reprodujo un playlist que hizo vibrar al Caupolicán previo al show de los chicos sentimentales del post hardcore de Florida, teniendo un soundtrack comandado por monstruos del rock y metal como Judas Priest y AC/DC. Más de algún adolescente estaría un poco desfamiliarizado con los temas, pero otros simplemente cabeceaban en la espera. Pero al igual que los miembros mostraron sus influencias musicales (Bad Religion, Misfits, Metallica, etc.) como insignias, muchos de los presentes adornaron-y seguirán adornando- sus mochilas con stickers de Sleeping With Sirens. Simplemente la noche estaba lista para dar inicio a una presentación que desangró molestias juveniles frente a un teatro medio lleno.
Problemas técnicos, algunos deslices desafortunados con el juego de luces , y un montón de jóvenes de todas la edades extasiados, hicieron que el show tuviese sabores mixtos respecto a la exposición del sonido de la banda. Un enrabiado Kellin Quinn se molestaba cada momento, sabiendo que la caída de su micrófono fue perturbado por un poco asertivo cambio de iluminación al momento de realizar una maniobra por los aires, y es que las ganas de entregar un show óptimo eran insaciables. Eso no evitaba que el resto del equipo se luciera con su carisma y actitud en sus instrumentos. Nick Martin como segunda voz y guitarra rítmica mostró un lado sensual, y cercano con su gente, mientras Justin Hills hacía de payaso simpático amplificando el bajo con potencia punk mientras la reja se amontonaba para tener un vistazo de cada uno de sus ídolos. Los integrantes dieron todo, pero aún así un sabor agrio quedaba. Pero eso no era combatible en contra de las memorias adolescentes de toda una generación de niños/as y adolescentes que estaban viviendo el mejor día de sus vidas.
El grupo retomó sin ningún problema, y si bien la potencia retumbaba en todo el lugar -con un espectáculo embellecido por una fanaticada fiel y gritona- las complicaciones previas produjeron que el show se acortará. La energía furiosa de temas como Kick Me o We Like It Loud hicieron delirar a más de alguna seguidora, introduciéndose en una máquina del tiempo que muchas-aseguraban- las teletransportaba a sus años de quinceañeras, en donde conocieron a los músicos que cambiaron sus vidas. No todo fue desquite, velocidad e intensidad, la sección acústica que Kellin y Nick otorgaron creó una instancia intima, en donde el cantante relució su calidad con sus tonos agudos y limpios, dentro de un entorno de luces apagadas con una presencia mucho más personal. El resto de la jornada sonó mucho más acorde a lo que debía ser desde un inicio, pero claramente la banda dejó claro que vinieron a marcar territorio, demostrando la gran influencia que tienen en nuestro país. La gran pregunta ¿El evento se publicitó como debía? si bien se pudo observar un poco más de mil personas, uno sabe que la anticipación y venida de exponentes esenciales de este género si cuentan con la masividad para llenar un teatro como el Caupolicán (Incluso, en su visita pasada agotaron el Teatro Cariola), y tal vez no hubo la mayor exposición mediática sobre el evento.
Para muchas personas se sintió un leve sabor agridulce al saber que la duración del concierto no entregó lo que fue dado en México, tal vez una de las presentaciones con más canciones en esto que va de la gira. Pero tener a tus músicos favoritos en frente siempre será una sensación innegablemente agradable. Sleeping With Sirens llegó y cumplió con sus oyentes, no de la manera usual pero efectiva al fin y al cabo.
Setlist:
-We Like It Loud
-Go Go Go
-Better Off Dead
-Empire to Ashes
-Hole in my heart
-One Man Army
-Roger
-Gossip
-Strays
-Trouble
-Congrats
-Legends
ENCORE:
-James
-Can´t Hang
-Kick Me
