Se apagan las luces, los focos del lado izquierdo y derecho se alumbran en un profundo azul mientras Franz Ferdinand va entrando de a poco al escenario, para posicionarse en el despegue del show. Paul Thomson de inmediato se sienta en su kit de batería, mientras el nuevo miembro Julian Korrie, sin miedo al prejuicio de su puesto como nuevo integrante, se suma al sintetizador concentrado en prender las turbinas del escenario. Mientras que Bob y Dino ingresaban en sus respectivos instrumentos, un observador Alex Kapranos sale en escenario mientras la luz principal lo mostraba en gloria y majestad, potenciado por el rugido de sus fanáticas, y de un Teatro Caupolicán repleto. Tomó su micrófono, y se arrodilló inspirado para darle inicio a todo con ´Glimpse of Love´, donde de inmediato la gente empezó a saltar de lado a lado en cancha, al ritmo del piano de Julian, mientras que las guitarras contagiosas de Dino se sumaban a la fórmula. Alex se paseaba por el frente de la reja, mientras su cuerpo era apoderado por los espíritus de Ian Curtis Y Elvis Presley conectado con su performance, el vocalista escocés era más libre que nunca en su zona de comfort.
«Santiago de Chile» grita y replica Kapranos, frente a una audiencia ruidosa, cuando anuncia el segundo tema que sería tocado, el cual fue ´Lazy Boy´, mostrando la calidad sonora que sus temas nuevos tienen en directo, con una puesta mucho más ligada a la música espacial con sus características secciones de guitarra. Sin importar cual sea la opinión general de una prensa musical dedicada a criticar cada paso del grupo, el público estaba en un éxtasis maravilloso, y las canciones estaban sonando fuerte y claro, con un equilibrio espectacular en potencia. El sonidista la verdad fue uno de los principales protagonistas ayer en esa arista. «Gracias, muchas gracias» agradece el frontman, para darle con los punteos bullangueros de ´No You Girls´, los cuales fueron los responsables de que el recinto prendiera con el primer clásico de la noche, esto causando que los miembros del grupo empezarán a saltar al ritmo del tema, siendo punto blanco para los fotógrafos que estaban captando cada pose y momento al frente de sus lentes. El setlist solo llevaba 3 canciones, y estaba todo siendo fabuloso, la interacción estaba a tope de entrega, y lo que se presenciaba era un espectáculo de otro nivel.
La jornada estuvo vibrante por muchas virtudes que hicieron este concierto uno de los mejores del año, y no solo bastó con la energía que la banda estaba disparando con cada canción que ellos tocaban, sino también por un excelente juego de luces, que le dio espectacularidad a todos los movimientos y cambios de compás de cada tema.
Julian no parece alguien nuevo que recién entró a una banda, la verdad sorprendió demasiado su capacidad de estar al ritmo de todo, y creando momentos futuristas con sus notas de piano, mientras él era el showman en su propio juego. Fácilmente alguien que iba a ver a la banda porque sí, pensaría que él fuera miembro fundador o algo. Dino en cambio llegó entretenido y creativo al momento de ejecutar los solos, y con una pose demasiado ondera al ritmo de riffs marcados, mientras que al menos en el caso de Bob (Bajista), ocurrió un efecto The Who, algo como que todos los miembros de la banda saltan y gozan, mientras el bajista concentrado toca de manera solida su instrumento, siendo una arma secreta dentro de los momentos potentes del recital. Lo mismo con Paul, un batero con groove y percepción del quiebre instrumental. Pero lo de Alex podría tener centenares de páginas respecto al show que se mandó ayer, llegó totalmente como otra persona, no era él mismo tímido cantante que se paraba frente al Festival de Viña en sus primeros pasos de fama, al contrario, él se exigió al máximo para demostrar que con los nuevos recursos, su carisma ahora no tiene límites, y puede darse el lujo de tirarse al público para el final.
Los himnos sonaron vibrantes, como si de un Wembley o un Madison Square Garden se tratara, los jóvenes cantando todo sin respiro y siguiendo cada verso de los temas, esto también señalando que pre-concierto se mostró un teatro casi vacío en cancha y cercano a a la hora del inicio, pero eso en unos 10 minutos pasó a segundo plano por una cantidad enorme de gente que llenó el lugar. En ´Take Me Out´fue un desborde inmenso, un pogo que unió a todos y que se disfrutó a concho, uno trataba de averiguar como tratar de grabar o presenciar en reja, siendo que la intensidad en cancha estaba destacando por una entrega interminable. Pero lo mejor de todo fue el encore, en donde uno de los temas que no estaba impreso en setlist fue tocado para saciar a los chilenos, ´Outsiders´, una de las olvidadas por la agrupación y que sació a muchos espectadores fieles.
Ya finalizando, Franz Ferdinand no tuvo miedo de mostrar su nueva faceta musical, incluso en la etapa final tocaron su sencillo ‘Always Ascending´, y la verdad fue de otro mundo. Abandonaron el escenario como todos unos rockstars, creyéndose el cuento de principio a fin, y mostrando que están en el mejor momento de su carrera. Están ascendiendo hacia las estrellas, siempre lo están.