Por Alexis Paiva Mack
Llegué al recinto de Recoleta minutos antes de que empezara Chico Bestia. El conjunto nacional ofreció un listado de canciones preciso y de excelente sonoridad, pero no se veía mayor movimiento por parte de los presentes. ¿Dónde estaban los frenéticos adictos al alt rock? En la entrada escuché a una persona de la organización comentar que la venta de entradas no fue lo que se esperaba. Por un momento pensé que sería una noche tranquila. Que ingenuo fui…
Con una anticipación de un minuto, el conjunto dirigido por el guitarrista y cantante Dylan Baldi subió al escenario del local. La reacción del público fue instantánea. Gente nadando sobre las cabezas de los ubicados en las primeras “filas”, cabeceos intensos, personas con la mitad del cuerpo en el escenario y un personaje que subió a este para luego lanzarse y caer al piso fueron algunas de las imágenes que se vieron el 6 de abril. Y la verdad es que es un privilegio que solo pocos pudieron disfrutar: Ser testigos del debut de una de las bandas de rock alternativo que más ha llamado la atención durante la última década.
La energía que transmitieron los integrantes del grupo fue como el grito de ira de un adolescente, incomprendido y en contra del mundo que lo rodea. Asimismo, se generó la sensación de estar en el show de una banda underground emergente, en camino a alcanzar la fama. Si bien hubo un problema de sonido –el micrófono de Baldi debió ser reemplazado a mitad de concierto–, pareciera que este no llamó la atención de los fanáticos, quienes se mostraron entregados en un viaje dirigido por los provenientes de Cleveland, Ohio.
El espectáculo se enmarca dentro de la gira de promoción de Last Building Burnigs (2018), pero también se pudieron escuchar clásicos como I´m Not Part of Me, los cuales aumentaron los gritos de manera inmediata y exponencial. A pesar de que cada uno de los miembros cumple una función esencial, la participación del baterista Jayson Gerycz tuvo un rol esencial en la agresividad que el grupo logró irradiar.
Ver a Cloud Nothings en un recinto como Bar Loreto fue una experiencia que probablemente nunca se volverá a repetir. Lo vivido la noche del sábado fue un espectáculo íntimo y dirigido, específicamente, a los fanáticos de nicho de la agrupación estadounidense. Así, la banda viajará el domingo a Buenos Aires para presentarse en Niceto Club el 10 de abril y seguir cautivando a sus seguidores sudamericanos.