Año 2016, era cercano a las 3-4 de la tarde cuando una banda de tinte desconocido preparaba su aparición, mientras en la espera un calor saturado invadía los alrededores del Parque O´Higgins. El pensamiento colectivo afirmaba que este grupo debutante en nuestro país solo era conocido entre algunos. Pero no, ese día se fue testigo del gran alcance y arrastre que un dúo norteamericano como Twenty One Pilots había alcanzado bajo el marco de su tercer disco de estudio, «Blurryface» (2015). Era el comienzo de la relación de Tyler Joseph y Josh Dun con su fanaticada indeleble y distinta.
Los temas personales e introspectivos son parte de la poética manera de escribir letras en Joseph, dándoles toque dramáticos pero muy familiares a su construcción lírica, en donde destaca la bipolaridad de las palabras con sus instrumentales. Esa fórmula cobró mucho más apego y teatralidad cuando en la espera del show de Post Malone, su fanbase ansiaba con creces que comenzará una lluvia que saciará su escasez de hidratación. Lo predicado ocurrió, apenas el minutero se acercaba a las 10 de la noche, las gotas empezaron a limpiar las ansias de fanáticas y jóvenes en la inminente llegada de la banda de sus-hasta ahora- cortas vidas. Bajo la gira de los «Banditos«, con posturas escénicas radicales y rebeldes, el dúo trajo consigo fuego, lucha y revolución para dar inicio a una jornada superlativa en comparación a su presentación de hace 3 años atrás. Ayer no se vio a la banda revelación del momento, al contrario, vimos a Twenty One Pilots jugando todas las cartas y callando bocas con un cierre digno de postal y recuerdo.
Ahora el ambiente se daba vuelta drásticamente. No era el sol haciendo una contra directa en una tarde sufrible de verano como un clima villano, sino que una batalla por querer presenciar a estos dos músicos en frente a toda costa, con una lluvia que provocó un ambiente de desesperación y mucha euforia en frente de la reja. La precisión climática le dio la pincelada perfecta a esta jornada.
«Jumpsuit» fue la primera canción que sonó después de un leve retraso de 2 minutos, en donde como parte de la escenografía se pudo apreciar el mismo auto que es utilizado en el videoclip de este track perteneciente a su último disco, «Trench» (2018)», en donde utilizaron como animal simbólico al buitre y sus aspectos relacionados a la pelea de pandillas. El intro de «Heavy, Dirty Soul«-tema de su disco anterior- fue utilizado de manera engañosa, para así ver el auto del incendiado por unos encapuchados Tyler y Josh. En pos de anonimato, no quieren mostrar sus caras al momento de quemar el simbolismo de un sistema capitalista o la importancia material que representa tener un auto en esta sociedad. El grupo recién desveló sus caras para cuando los temas «We Don´t Believe What´s On TV» y «Lane Boy» hicieron bailar al público con sus vibras acústicas y reggae. Un acto que puede ser significante para declarar que prefieren que recuerden sus virtudes iniciales, sus imperfecciones y cuestionamientos. Como si de una revelación se tratase, la acción de sacarse la máscara marcó un antes y después en la transición de su presentación.
El uso de las visuales es el nuevo juego creativo con el cual el dúo ha estado ganándose críticas muy positivas-incluso una de Tom Morello– y acá fueron expuestas de manera creativa con muchas secciones simpáticas en donde la interacción con las imágenes crearon una dinámica de la banda más atrevida en cuanto a escena. Por ejemplo, hubo un momento en donde sentado en la batería, Josh Dun se visualizó así mismo-pero en gigante- en la pantalla compitiendo por cual versión de él tocaba mejor, a lo que en un acto gore visual, su versión virtual terminó con la cabeza reventada por increíbles habilidades y potencia de su contraparte. O también una intervención graciosa, cuando se hizo una coreografía básica con los guardias seguridad para anunciar el inicio de la mitad del concierto.
En términos de setlist, la prioridad fue lucir todo el show escénico en relación al concepto mostrado en «Trench«, siendo esa la base de su espectáculo. Pero hay canciones que hicieron el corte, y que al menos el momento de su primera visita, no habían sido tocadas. «Heathens«, perteneciente al soundtrack de la fallida «Suicide Squad«, fue una de las sorpresas. Pero en donde el público explotó en lágrimas y emoción, fue para las canciones de su segundo disco, «Vessels» (2013), en donde el himno que hizo vibrar con una fiesta de humo ambulante fue en ´Car Radio´, canción en donde la locura se apoderó de Tyler, iniciando una carrera hacía la torre de la mesa de sonido, llegando al tope final, y presenciando su creación. Esa imagen fácilmente resume la jornada que ellos vivieron, un cierre magnífico, uno que no esperaban con esa intensa reacción de sus oyentes. Seguido fue el despliegue sensible y prendido de «Trees» con el cual cerraron una fiesta dedicada a los incomprendidos que tienen en la parte más alta a Twenty One Pilots.
De lo que se llenó este recital fue de momentos para la posterioridad de este festival, ya el presenciar el acto de protesta con la antorcha prendida, mientras Joseph cantaba arriba del vehículo, daba razón para sacar fotos poéticas e incendiarias. La intensidad de su performance se percibió en todo su gig, uno que cumplió con ser hasta ahora uno de los mejores cierre de esta edición 2019.
Intercalando entre sus cuatro discos, el equipo de Tyler y Josh demostró que para hacer un gran show no solamente necesitas un despliegue de videos, sino que ingeniar y darlo todo en el escenario con tal de que la gente capte la atención. Josh tocando batería en el público y también dando volteretas en el aire, Tyler saltando desde su piano y precipitándose al piso de sus temores, los dos viviendo al límite de la circunstancia, pero esto en clave de su público ansioso y millenial. Lo que se observa desde las alturas con el dron zeppelin no es un relleno o artista típico de line-up, sino que un headliner que llenó completamente el escenario VTR en el cierre del segundo día. La definición sólida de su puesto actual en la música alternativa, y de su enorme popularidad.