Por Alexis Paiva Mack
No es novedoso el fanatismo del público chileno por la agrupación de Jessie Rutherford. Las mismas personas que repletaron el Itaú Stage de Lollapalooza 2018 para ver un show de solo 30 minutos, también se hicieron presentes el 9 de junio en la Cúpula de Parque O’Higgins. Como si fuera poco, la productora Lotus debió añadir un segundo concierto para la tarde de ese día, debido a la rapidez con que se agotaron las entradas para el de las 21:00.
A una hora del espectáculo ya se hacía difícil circular por el interior del recinto. Los asistentes empujaban para acercarse lo más posible a la primera fila, mientras que simultáneamente movían sus cuerpos al ritmo de canciones de The Fall y The The que se escuchaban de fondo. La ansiedad se hacía visible desde el final de la cancha.
Con una puntualidad exacta, el baterista de la agrupación fue el primero en subir al escenario. El descontrol fue total cuando empezó a sonar la introducción de How, la primera canción de I Love You. (2013), su álbum debut de estudio. Las percusiones retumbantes se entrecruzaban con las texturas envolventes de los sintetizadores, combinación que dio origen a una mezcla que lindaba entre la oscuridad sonora y la música electrónica de club.
El público se entregó de manera inmediata a los movimientos elegantes del vocalista Jessie Rutherford, quien a lo largo del show se paseó por el escenario para motivar a sus fanáticos e incluso para tocar sus manos estiradas. Por su parte, los guitarristas Zach Abels y Jeremy Freedman demostraron tener una complicidad única, al intercambiar turnos para generar ruidos decorativos con sus pedales de efectos.
Uno de los momentos más intensos de la noche fue cuando el grupo interpretó Scary Love, una de las canciones más populares de Hard To Imagine The Neighbourhood Ever Changing (2018). En aquel instante, el canto de los asistentes llegó -incluso- a sobrepasar el volumen de los amplificadores de la agrupación, quienes finalizaron su show de manera espontánea (sin encore) con Sweater Weather y Stuck With Me.
The Neighbourhood logró saldar su deuda con los fanáticos chilenos, luego de presentar dos espectáculos que duraron cerca de una hora y veinte minutos cada uno.