Por Alexis Paiva Mack
Beck: Hyperspace
El paso de Modern Guilt (2008) a Morning Phase (2014) significó un giro a los matices que Beck Hansen había construido con el tiempo y cuando pensamos que este volvería a sus raíces de folk estadounidense, el artista publica Colors (2017) como su obra más popera hasta la fecha. A 25 años de su debut discográfico, el autor de “Loser” se ha convertido en sinónimo de experimentación sonora. Hyperspace reúne elementos propios del estilo vintage y lo-fi de sus primeros discos, pero desde una lectura electrónica que recuerda a álbumes como Midnite Vultures (1999) y The Information (2006).
Kim Gordon: No Home Record
La primera entrega de la histórica bajista de Sonic Youth destaca como una obra rupturista, en la que su fórmula de sonidos distorsionados la posiciona, una vez más, en el centro de la vanguardia. Pero a pesar de que la influencia del conjunto norteamericano se mantiene —de forma casi inevitable— en el ADN de la artista, esta no presenta tapujos a la hora de arriesgarse con un debut de cortes minimalistas, que transitan desde estructuras repetitivas hasta giros inesperados. Con esta nueva producción, Gordon invita a sus oyentes a ser parte de una realidad contemplativa, en donde su orden natural pasa a ser parte del receptor, pero siempre desde una perspectiva en donde el misterio y la confusión se consolidan como los principales protagonistas.
Blood Incantation: Hidden History of the Human Race
El grupo liderado por Paul Riedl ha expandido los límites de su universo hasta aristas que oscilan entre la distopía y el viaje ancestral, en donde las intensidad del death metal se aproxima a entornos cargados de misticismo. El segundo LP de los originarios de Denver reúne elementos ya conocidos en el virtuosismo sonoro de Chuck Schuldiner, pero desde una visión que los posiciona como uno de los nombres obligatorios para los y las amantes del metal.
Slipknot: We Are Not Your Kind
En un tiempos en donde la industria del rap se posiciona como la más atractiva en términos de innovación y su relación estadística con el mainstream, el grupo liderada por Corey Taylor se mantuvo ocho semanas en el ranking Billboard 200, mientras que dentro de la misma lista, llegó a la primera posición y lideró las ventas en países como Inglaterra y España. Bajo la producción de Greg Fidelman (quien ha trabajado con artistas como Black Sabbath y Marilyn Manson), el conjunto de nu metal ofrece una entrega discográfica fiel a su estilo, pero con himnos como “Unsainted” que pasan a ser parte del repertorio de sus seguidores más avezados e, incluso, de oyentes que recién se adentran en su universo máscaras y metales oxidados.
Tyler, The Creator: Igor
Uno de los fundadores de Odd Future —el colectivo de rap que lució a artistas como Earl Sweatshirt y Frank Ocean entre sus filas, consolidándose así como una de las escuderías musicales más destacadas de la década— Tyler Gregory Okonma vuelve a sorprender con una propuesta que se distancia de sus entregas anteriores, para así presentar una versión de sí mismo que se acerca más al pop, pero siempre con un toque de glamour vanguardista que lo diferencia sustancialmente de sus contemporáneos en el género.
Lana Del Rey: Norman Fucking Rockwell!
Recordarán la colaboración de Elizabeth Woolridge Grant en el soundtrack de The Great Gatsby (2013), una adaptación fílmica de Baz Luhrmann a la novela de amores no correspondidos de F.Scott Fitzgerald. Desde la primera canción —aquella que titula el disco—, la artista mantiene la elegancia y delicadeza que la ha caracterizado en sus discos anteriores, pero desde una perspectiva —aún— más melancólica, sumergida en paisajes dotados del éxtasis emocional de un buen romance cinematográfico.
Flying Lotus: Flamagra
Si en You’re Dead (2015) Steven Wilson sentó las bases del hip hop y la música electrónica de la mano de artistas como Kendrick Lamar, Thundercat y Snoop Dogg, esta vez el productor de Los Ángeles regresa con colaboraciones que incluyen a artistas como Anderson Paak, Denzel Curry e, incluso, el cineasta David Lynch. Con influencias de géneros como el jazz —probablemente como producto de su entorno familiar: su abuela escribió temas para Diana Ross, mientras que la hermana de ella, Alice Coltrane, fue una compositora reconocida y estuvo casada con John Coltrane— el músico presenta una producción de 17 títulos que transitan por escenarios diversos y confusos.
Brittany Howard: Jaime
Después de dos álbumes de estudio con Alabama Shakes en 2012 y 2015, Brittany Howard vuelve con una obra introspectiva en la que resalta sus vivencias más íntimas. Titulado en honor a su hermana mayor —quien falleció a los trece años tras padecer de retinoblastoma y enseñó a la artista a escribir poesía y componer en piano—, Jaime reúne historias que varían desde decepciones amorosas y el enamoramiento más intenso hasta atentados raciales de los que su familia fue víctima. Howard comparte su viaje interior con los oyentes con una de las voces más hermosas que hemos escuchado en la presente década.
Leonard Cohen: Thanks for the Dance
Cohen es considerado uno de los cantautores más respetados de la música contemporánea, un poeta entregado a la bohemia que ha escrito obras tan complejas como pesimistas. Después de grabar You Want It Darker entre 2015 y 2016, el artista murió en septiembre de este último año, tras sufrir de una caída mientras dormía en su casa de Los Ángeles. Solo un mes después se publicó lo que sería su último álbum de estudio, hasta que en septiembre de 2019, su hijo anunció que se lanzaría una nueva producción con canciones inéditas y que se presentarían como una continuación a su última entrega en vida. En Thanks for the Dance, el músico refleja 82 años de experiencia que se hacen notorios en su voz rasposa, cada vez más sabia y transparente.
Nick Cave & The Bad Seeds: Ghosteen
Cuando Nick Cave se encontraba en la etapa final de Skeleton Tree (2016), una noticia marcó su vida para siempre: Arthur Cave (16), uno de sus hijos, cayó de un acantilado tras consumir LSD. A pesar de que el álbum ya estaba casi terminado cuando enfrentó el fallecimiento, el líder de los Bad Seeds enfrentó su pésame expuesto a un mundo que no dejaba de seguirlo a él y a su esposa, la diseñadora Susie Bick. Abrió un espacio virtual en donde los usuarios podían expresarse libremente, para así recibir una respuesta del cantante. Se le vio más accesible que nunca. Salió a presentar su obra en teatros y estadios a capacidad al límite, en donde terminó inmerso en el público y con decenas de seguidores sentados sobre el escenario. También atendió a cada uno de los fanáticos (sobre todo, jóvenes) que solían esperarlo en las afueras de los hoteles. Pero esta transición espiritual —que mutó desde los gritos tribales de From Her To Eternity (1984) hasta las melodías apacibles de No More Shall We Part (2001)— alcanza su punto más alto en Ghosteen. La obra de Nick Cave es una reflexión sobre la vida y la muerte, a través de paisajes narrativos que cobran sentido por sí mismos, desde el amor más sincero.