Por Andrés Cornejo
De las bandas más vanguardistas que han existido dentro del género del metal, siendo exponentes primordiales de lo que vendría siendo el blackgaze, y con un cúmulo de discos de alto calibre, Deafheaven regresó luego de 7 largos años para volver a romperla en su segundo show en la Blondie y presentando su trabajo de estudio más diferente hasta el momento “Infinite Granite”, mostrando una nueva faceta más calmada tras 10 años de música ruidosa y pesada.
La potente jornada empezó a las 19:15 horas con los nacionales Loud de Valparaíso. Haciéndole honor a su nombre, el sexteto puso sus parlantes a tope para entregarnos una descarga de música pesada que dejó vibrando por completo al club bajo tierra y a sus asistentes que cada vez iban llegando más. 30 minutos de show fue suficiente para quedar completamente sordos y eso que estábamos recién empezando.
Continuando con el metal nacional, Sectarian marcó actitud y rudeza sobre el escenario para no apagar la llama. Riffs pesados y baterías enérgicas iban dando a luz a los primeros cabeceo y saltos de la velada, la cual ya estaba más emocionada y ansiosa.
Llegando al tercer y último round de la noche, abre paso el titánico quinteto para quemar hasta el suelo la Blondie con <<Black Brick>>, uno de sus temas más pesados y que conquistó por completo al alocado público con bestiales mosh pits. Finalizan las estruendosas guitarras y se logró percibir una leve armonía de guitarras que correspondía a <<Irresistible>>, eso solo podía significar una cosa, una explosión inminente de guitarras desintegrando a cada oyente al ritmo de <<Sunbather>> (siguiendo el tracklist del LP del mismo nombre). Y aunque hubo leves problemas en el micrófono de George Clarke, la gente no paró de gozar.
Extasiados por los gritos del frontman y por las distorsionadas guitarras de Kerry McCoy y Shiv Mehra el show da un giro de 180 grados con <<Shellstar>>, tema que abre su nuevo álbum siendo más shoegaze que metal. Sintetizadores y una voz más limpia y delicada ocupaban ahora el escenario en la sección del “Infinite Granite”. Aún así los asistentes encontraban la manera de saltar en los coros y les resultaba más fácil cantar las letras como de las más destacadas <<In Blur>>, seguida de <<Great Mass of Color>>.
Y aprovechando la ocasión, la banda interpretó <<Canary Yellow>> del “Ordinary Corrupt Human Love”, disco que lamentablemente no los llevó a Sudamérica pero anoche tuvimos la grata oportunidad de escuchar una pizca en vivo. La bellísima intro instrumental sirvió para recomponer las energías, pero no tardó mucho en que el tema estallara y los remolinos de gente empezaran y perduraran por los 12 minutos de duración.
Tras un pequeño encore, la agrupación regresó al escenario a tocar lo último de la noche, no sin antes agradecer a los asistentes, afirmando que hemos sido el mejor público y que ningún otro país nos ha ganado, totalmente merecido viendo el caos que se desataba en cada metro cuadrado del recinto.
Lo mejor para el final como dicen, y qué mejor que <<Brought to the Water>> del “New Bermuda”, demostrando el peso creativo de los muchachos con una obra maestra que pasea entre las sombras del metal donde a lo lejos se pueden distinguir pequeños haces de luz en secciones más armónicas. La última, <<Dream House>>, fue recibida como un esencial dentro del catálogo de la banda que te llegaba justo en el corazón. Sudor y lágrimas inundaban el caluroso recinto en el tema más emotivo de la discografía, especialmente en la desgarradora letra: “I’m dying Is it blissful? It’s like a dream I want to dream”. Por un momento pudimos perdernos en un desolador y etéreo sueño comandado por la muralla abrazadora de una de las mejores bandas del planeta.