Por Bayron Ríos
Fotos Miguel Fuentes – Fanlab
La fría noche del jueves fue el telón de fondo para el regreso de Apocalyptica, tras seis años de ausencia por estos lados, los finlandeses se reencontraron con su fanaticada local bajo el marco de la gira sudamericana de “Cell-0” (2020), su último larga duración.
La jornada comenzó con el debut del conjunto Jorge Campos Proyect, liderados por el bajista de extensa trayectoria, secundado por Maxi Alarcón en saxo junto a los bateristas Alejandro Espinoza y José Burdiles. En una escueta pero certera presentación, el cuarteto logró conectar de forma genuina con un público en su mayoría de corte más metalero, con una propuesta cargada al jazz fusión, con tintes progresivo y por sobre todo llena de virtuosismo.
21 horas marcaba el reloj cuando las luces bajaron, señal que el show principal iba a comenzar. La pantalla principal anticipaba un mundo colapsado y en ruinas, mientras los miembros de la banda comenzaban a salir a escena, si bien estaba estipulado que sería un show con sillas (teniendo en consideración el matiz docto del conjunto), estas no duraron más de dos minutos ya que los fanáticos se abalanzaron rápidamente hacia la reja para disfrutar a pleno el concierto.
“Ashes of The Modern World” daba inicio al espectáculo con Eicca Toppinen a la cabeza, más Paavo Lötjönen y Perttu Kivilaakso en los cellos y Mikko Siren en batería, con un sonido demoledor haciendo vibrar por completo el Teatro Coliseo. Con “Path” los finlandeses mantenían la energía a tope, en una de sus mejores canciones.
En “Grace” ya dejaban en claro quien se robaría el show por completo, siendo Mikko Siren y su demoledor desplante en la batería, la gran estrella de la velada. Pero no todo fue instrumentales, también hubo espacio para las canciones que registran voz, siendo Franky Pérez el encargado de darle vida a estas. El vocalista de ascendencia cubana se lanzó con “I’m Not Jesus” y “Not Strong Enough”, siendo coreadas a rabiar por el público.
“Rise” y “Scream fo the Silence” le bajaba un par de velocidades al concierto, para apreciar el cálido sonido de los cellos hasta explotar con la incorporación de la batería, en uno de los puntos altos del show. Pérez regresaba al escenario con la poderosa “Shadowmaker”, canción que tuvo uno de los mejores momentos de la noche, cuando el mismo vocalista intercambió puesto con Siren, demostrando sus dotes en la batería, para luego culminar la canción con el coro de “Killing in The Name of” de RATM.
Uno de los momentos más esperados del show fue la rendición a Metallica por parte de Apocalyptica, con la canción “Nothing Else Matters”, continuando con los covers de Sepultura en “Inquisition Symphony” y “Seek and Destroy” con un guiño a “Thunderstruck”, cerrando así la primera parte del concierto. Tras un acotadísimo break, los finlandeses regresaron a escena con “Farewell” para despedirse definitivamente con “Hall of The Mountain King”, mezclando la música clásica y el metal en su máxima expresión.
Aunque el show se sintió muy corto (poco más de hora y media de duración) y con un Coliseo que no estaba lleno en su totalidad, Apocalyptica demostró oficio en su labor con una presentación explosiva y aunque a momentos la batería sonó tan poderosa que se comía el audio de los cellos, el conjunto brindó un espectáculo único en su especie, dejando en claro que esta amalgama sonora tiene un espacio más que ganado en el público chileno.