Por Bayron Ríos
Fotos por Juan Kattan – @kattan.ph
La vida es una constante serie de apuestas y como en todo orden, a veces se está abajo y así como también arriba. En una semana cargadísima de shows de alta factura, las apuestas también corren fuerte y siempre al favorito, más aún en una fecha donde The Hives regresaba a nuestro país con su potente energía tras nueve años de ausencia.
Cuando todas las miradas se posaban en los suecos, a unos cientos de metros, en el Teatro Coliseo, también se estaba jugando una gran apuesta: el debut de los canadienses Metric en el país. Y es que a la rápida, el nombre no te puede sonar a nada y mucho menos haber escuchado su música; pero esta banda ha sido parte de exitosas series y películas y con más de 20 años de trabajo han logrado cosechar éxito mundial y reclutar un buen número de fanáticos locales, que dejaron todo en cancha durante el show.
La banda conformada por Emily Haines en voz, Joules Scott-Key en batería, Joshua Winstead en bajo y James Shaw en guitarra aparecieron a escena poco antes de las 21:30 horas con un teatro que no estaba lleno a su totalidad, pero vaya que se sintió la energía y fuerza de los fanáticos. Con gran desplante y pachorra, Haines comenzaba la fiesta con “Cascades”, conectando inmediatamente con el público y ellos con el mood de la canadiense.
“Doomscroller” se extendía por los 10 minutos de duración, pasando desde un synthpop a una guitarrera balada. El primer golpe de la noche se sintió con “Gold Guns Girls”, uno de los hits de Metric y que hizo estallar el Coliseo. Uno de los puntos destacables de la velada, fue la energía de la banda, una entrega que no diferenció si estaban ante un mar de gente o un reducido número. Los gallos se ven en la cancha y el grupo lo consiguió con creces.
Haines supo aprovechar cada instante en el que el público manifestaba su cariño hacia ella y a la banda, por eso que en “Gimme Sympahty” ella se acercó a la reja a saludar y disfrutar con su gente. Las excelentes “Now or Never Now” y “Just The Once” continuaban con la celebración total en el teatro.
Uno de los puntos altos de la jornada llegó con “What Feels Like Eternity”, donde la banda desplegó lo mejor de su synthpop rockero. Con “Help I’m Alive” los fanáticos desbordaron toda su energía en una de las canciones más disfrutadas por ellos. Otro gran momento fue “All Comes Crashing”, en uno de los mejores ejemplos de la propuesta de Metric, una amalgama perfecta entre sintetizadores y beats programados, marcados por sutiles rasgueos de la guitarra eléctrica. La clásica “Combat Baby” hacía estallar la cancha con su punk dance, cerrando de forma fulminante el set principal de la noche.
Tras unos minutos de silencio, el cuarteto regresaba por el bis en clave dúo con Haines acompañada de James Shaw en guitarra acústica para interpretar una sentida versión de “Calculation Theme”, no sin antes agradecer al público y afirmando que se demoraron mucho tiempo en venir al país pero que seguro volverán pronto. Con la banda completa ya en escena, la frenética “Monster Hospital” provocaba el desenfreno entre el público, una suerte de previa para la guinda de la torta: la enorme “Black Sheep”. El final de la jornada llegó con una emocional “Breathing Underwater”, con la banda recibiendo una total ovación por parte de todo el Teatro Coliseo.
Lo conseguido ayer por Metric fue un triunfo del espíritu, tanto para ellos por la incertidumbre de tocar en un lugar tan alejado como nuestro país como para los fanáticos que tuvieron que esperar muchos años para materializar el debut de los canadienses en Chile. Con un solo show, la banda conquistó y plantó semillas en los corazones de todos los que estuvimos presentes y confirma a Metric como un número fijo para futuras presentaciones en suelo nacional y porque no en algún festival, porque la pasta la tienen y de sobra. Se apostó a ganador y la recompensa fue