Por Bayron Ríos
Fotos por Eli González – @listachicafotos
Tras la solución a última hora entre la productora Transistor y la SCD, en donde esta última pidió la cancelación del evento debido al no pago, por 10 años, de derechos autorales por parte de la productora de Leonardo Valeria y sumado a un nuevo reclamo organizado, debido a la cancelación del show de Rauw Alejandro, la productora Transistor cerró una vergonzosa semana con una paupérrima nueva edición del Festival Frontera.
Una edición que ya se vio mermada hace unos meses atrás al ser desmantelada por completo debido a la organización de los Juegos Panamericanos en la capital, y que se armó a base de sideshows para luego coronar en diciembre con una versión “más completa” al incluir a los cabezas de cartel, con Bomba Estéreo y Cultura Profética como punta de lanza y una parrilla media de nombres archiconocidos.
La jornada se inició de forma temprana, pasado el mediodía los primeros en aparecer en escena fueron Shirel y uno de los tantos proyectos de Cristóbal Briceño, esta vez encarnados en Briceño y el Grupo Crisis, ante los pocos asistentes que llegaron a primera hora al Movistar Arena.
Pasada las horas llegaría el turno de Javiera Mena, quien conectó un correcto show donde repasó éxitos como “Sincronía, Pegaso”, “Sol de Invierno” y una remozada “Espada”; pinceladas de lo que ocurrirá en su futuro show, a la carta, este 28 de diciembre.
Mientras Mena terminaba su turno en el escenario principal, el conjunto Como Asesinar a Felipes realizaba los últimos detalles antes de subir al segundo stage, ubicado en frente de el principal. El ensamble demostró calidad y profesionalismo, en una circunstancia que no fue la mejor, debido a un incesante problema en el micrófono de Koala Contreras. Aun así, supieron salir adelante con canciones como “Días Oscuros”, “Caen”, “La Puerta no se Abre Sola” y con postales para el recuerdo, como cuando Raimundo Santander bajó a cancha a tocar un solo de bajo entremedio del público, utilizando incluso el dedo de un fanático para marcar los acordes.
Tras el show de Francisca Valenzuela, donde presentó parte de “Adentro” (2023) y sus mejores canciones, llegaría el turno de uno de los platos fuertes de la tarde: Alex Anwandter. El artista aprovechó su hora de presentación para incendiar el Movistar Arena, con un setlist orientado al clubbing y la fiesta. Como si fuese un dj set, los tracks fueron sonando uno tras otros destacando “Maricoteca”, “Mi Vida en Llamas”, “Qué Piensas Hacer Sin Mi Amor?”, cortes de “El Diablo en el Cuerpo (2023)». A ratos, Alex se notaba un tanto ofuscado con el sonido del segundo escenario, aun así, logró sacar adelante la tarea, cerrando su concierto con la clásica “Amar en el Campo”.
Cuando el reloj marcaba las 20:06, el primer gran nombre hacías su aparición, luego de llenar el Teatro Coliseo durante la noche anterior. Los costarricenses de Cultura Profética dijeron presente en el festival encendiendo, literalmente, a todo el público con su reggae, iniciando el show con “Reggae Rústico”. Fue una de las presentaciones que más público arrastró, llenando casi por completo la mitad de cancha del Movistar.
El clásico “Saca, Prende y Sorprende” ponía punto final a la presentación de Cultura Profética, abriendo paso a uno de los nombres más esperados del festival, Fother Muckers. Tras su bullado regreso el año pasado, el conjunto se ha tomado con calma este reencuentro agendando solo un par de presentaciones en el año, por lo que su aparición en escena fue bastante emocionante y frenética. La acción comenzó con “Fueron”, seguida de “Nunca se Apaga”, temazos como “Ola de Terror”, la incombustible “2022” y “Explorador” activaban a los fanáticos del grupo. Doce canciones fueron las que interpretaron el ahora quinteto, dejando toda la energía para el gran final con “Los Ases Falsos”, donde los habituales duelos de guitarra entre Héctor y Cristóbal se apoderaban del escenario, cobrando como víctima las cuerdas en la guitarra de Briceño, que fueron sacadas de cuajo por el cantante.
El final de la jornada llegó con Bomba Estéreo y su flow que mezcla electrónica y dembow, con la siempre hipnótica y carismática Li Saumet; iniciando la presentación con un sahumerio al ritmo de la tremenda “Pájaros”.
Con una baja convocatoria de público, problemas de sonido y un escuálido line-up, el Festival Frontera aprobó (?) con lo mínimo, esforzándose al límite para llegar a proponer algo decente y que a duras penas se logró (?). Definitivamente se pierde la paciencia con Transistor al ver que arruinan una vez más lo que podría ser su gran caballo de batalla, teniendo en consideración algunos buenos festivales que han quedado en la retina de muchos fanáticos de la música hace un par de años atrás. Pero dictan las cosas, el engranaje seguirá su curso y Transistor eventualmente anunciará con bombos y platillos una nueva versión de Frontera y la gente seguirá comprando los tickets, en un círculo de nunca acabar.