Por Bayron Ríos
Imágenes por Juan Kattan
Las esperanzas ya se habían acabado, porqué más de una década sin noticias de Underoath por Latinoamérica echan por tierra toda ilusión de un regreso al país. Más aún con hitos importantes para la banda como el regreso de Aaron Gillespie o los dos álbumes de estudio que editaron tras ocho años sin actividad (“Erase Me” el 2018 y “Voyeurist” el 2022). El olvido era absoluto.
Pero como si fuera una jugada del destino, Underoath confirmó tour latinoamericano y volvió a asomarse en el país luego de 12 años de ausencia en territorio nacional, confirmando como uno de los nombres más queridos entre los fanáticos que vivieron a concho su juventud al ritmo de su música.
Una playlist generosa entre clásicos del género como “In The End” de Linkin Park, “Coming Undone” de Korn o “Toxicity” de SOAD, se mezclaban con temazos diametralmente opuestos como “I Wanna Dance With Somebody” de Whitney Houston, “Men, I Feel Like a Woman” de Shania Twain o “Wrecking Ball” de Miley Cyrus, era la tónica en la espera, con ansiosos fanáticos que llegaban de a poco al Teatro Teletón.
Con unos sutiles 17 minutos de atraso, las luces se apagaron en el teatro y comenzaron los gritos que acompañaron el arribo de la banda sobre el escenario, marcando un mayor estruendo al ver las figuras de Aaron Gillespie en batería y a Spencer Chamberlain tomando el micrófono. Solo bastaron los primeros acordes de “Take a Breath”, corte de su último álbum, para que estallara toda la cancha.
Rápidamente los clásicos no se hicieron esperar y fue “Writing on the Walls” la que desató la emoción y locura entre los fanáticos, con un Spencer que se acercó a la barrera para cantar tremendo himno junto al público en primera fila. “In Regards to Myself” mantenía vivo el fuego que se formó adentro en el teatro, dos cortes fundamentales del seminal “Define the Great Line” (2006).
Uno de los momentos más esperados por todo el público llegó con “It’s Dangerous Business Walking Out Your Front Door”, una de las mejores y más clásicas canciones dentro del repertorio de la banda, dejando la postal para la posteridad cuando todo el teatro cantó al unísono el coro del tema.
“To Bright To See, To Loud To Hear” le bajaba un cambio a las revoluciones pero hasta cierto punto, para luego hacer explotar todo nuevamente con “Reinventing Your Exit” junto a “You’re Ever so Inviting”. La banda también se dio el tiempo de presentar “Let Go”, uno de sus últimos singles de lo que podría ser un nuevo trabajo de estudio.
Spencer se mostró muy entusiasmado sobre el escenario, debido a la enérgica respuesta del público nacional, repitiendo muchas veces que ya no se demorarán más de 10 años en regresar al país y coronando a Chile como el mejor show de la gira latinoamericana. Y aunque para el cierre del show, el guitarrista Timothy McTague hizo sonar los primeros acordes de la tremenda “When the Sun Sleeps”, causando la sorpresa de todo el teatro, no pudo materializar el momento ya que no recordaba la canción en guitarra pero Spencer prometió que si regresaban pronto al país, se la iban a aprender y la tocarían para el pueblo chileno.
Aun así, las demoledoras “A Moment Suspended in Time” y “A Boy Brushed Red Living in Black and White” fueron las encargadas de darle punto final a un potente y correcto show, en donde la garra de la banda primó por sobre todo. Y aunque la infraestructura del teatro no acompañó en ciertos momentos, tremendos moshpit se armaron en cancha contra todo pronóstico, al igual que el crowd surfing del público, y con un audio que fue de menos a más, lo de Underoath se vivió como una verdadera fiesta, un viaje en el tiempo hacia otra época, donde todo era más amable y menos complicado, ese vínculo único y especial entre la banda y su gente. Underoath es el regreso de aquel amigo no veías hace mucho tiempo y aunque la distancia sea crucial, el cariño es inmenso. El hijo pródigo está nuevamente entre nosotros.