Por Bayron Ríos
Fotos por Juan Kattan – @kattan.ph
En todo un evento se convirtió la tercera visita de los rusos Motorama, una banda que a pesar de la extensa lejanía geográfica que nos separa, el cariño del pueblo chileno hacia ellos es gigante, más aún la regularidad con la que el grupo hace shows en el país. Por eso no era de extrañarse que la Blondie ya estuviera a su máxima capacidad cuando a las 21:13 horas el conjunto se asomó al escenario.
Liderados por el parco Vladislav Parshin, el cuarteto no escatimó en gastos y se lanzó con todo a la parrilla, comenzando el concierto con la tremenda “Wind in Her Hair”, clásico que hizo estallar la Blondie, para luego continuar con “No More Time”.
Los rusos volvieron a esta parte de la región a promocionar su último trabajo de estudio titulado ”Sleep, and I Wil Sing” (2023), por lo que las canciones de este álbum no se hicieron esperar, siendo la tremenda “Two Sunny Days” la primera en interpretarse y recibiendo el cariño de los fanáticos.
Para “Red Drop”, Parshin se despojó de la guitarra y prestó toda su atención al micrófono y cantar, para luego tomar dos baquetas, unirlas con cinta y comenzó a azotar los platillos como si fuera un látigo, encendiendo a toda la Blondie.
“I See You” traía a colación otro de los grandes éxitos de los rusos, mientras que la melancólica “Next To Me”, parte de su nuevo disco, le agregaba más capas de densidad a la atmósfera sonora de la jornada. Pero toda lo bucólico que se llevaba armado fue derrumbado hasta sus cimientos al momento de interpretar “Alps”, instante en que el público explotó en euforia. Una de las grandes postales de la velada.
La energía manifestada por el público se mantenía a tope con “Rose in the Vase”, otro gran hit de los europeos. La tripleta compuesta por “Dreams”, “Another Chance” y “Twilight Song” nos llevaba por otro de los pasajes que componen su última placa. Cabe destacar que Motorama interpretó en casi su totalidad, 7 de 8 canciones, este trabajo.
Entrando en la recta final del concierto, Motorama no bajó la velocidad y le mandó con todo en “Empty Bed”, seguida de la colosal “Heavy Wave” donde nuevamente el público se transformó en protagonista de la canción coreándola a gritos, saltando, todo como si fuera un domingo en la cancha, alentando al equipo de sus amores.
La energía se podía palpar en la ágil “Lottery”, subiendo aun más la fuerza y vitalidad con “Tell Me”, para ya explotar todo con “To The South”, instante que el público desbordado en euforia bailó y rompió la voz en la última canción del set principal.
Tras salir del escenario y con una suave música envasada sonando de fondo por un par de minutos, situación que engañó a varios asistentes que rápidamente abandonaban la pista central de la Blondie, el cuarteto volvió a la tarima para el bis, comenzando con “Ghost”, otro gran himno de los rusos. “One Moment” seguía la fiesta con un post punk bailable digno del meme “pongan post punk ruso”; y con un guiño directo a los fanáticos más de la vieja escuela, Motorama bajaba el telón a lo grande al ritmo de “Anchor”.
Con un saldo de 29 canciones en dos horas de duración, Motorama despachó el concierto más ambicioso en lo que lleva actuando en nuestro país, en donde la estática serenidad de la banda se puede confundir con frialdad por parte de los rusos, pero nada de eso. Fieles en su estilo, el cuarteto se notaba contento con la reacción de los fanáticos, con Vladislav y sus escuetas palabras de agradecimiento o a Irene Parshina y sus tímidas sonrisas o sus gestos de corazón al salir del escenario, eran la prueba fehaciente que a pesar de lo parco que pueden verse por fuera, por dentro sentían la calidez de un país que ama este estilo y que llevan a Motorama en un cálido lugar del corazón.