Por Bayron Ríos
Fotos por Rodrigo Lagos
Cientos de poleras negras era el panorama dentro y por los alrededores del Teatro Caupolicán, Slash regresaba al país y fue motivo de celebración para los fanáticos del rock en nuestro país. El legendario guitarrista no necesita mayor introducción, un teatro lleno en su totalidad esperaba con ansias su vuelta a los escenarios nacionales junto a Miles Kennedy and The Conspirators, pero la noche nos haría esperar un poco gracias al número de apertura con el buen Gilby Clarke, otrora compañero de andanzas de Slash durante la época noventera de los Guns N’ Roses.
Poco antes de las 20 horas, las luces se apagaban mientras de fondo las entradas clásicas de las películas “El Bueno, El Malo y El Feo” y “El Hombre del Brazo de Oro” servían de introducción para darle la bienvenida a Gilby Clarke y compañía, quienes despacharon el primer bombazo de la noche con “Monkey Chow” parte del proyecto Slash’s Snakepit junto a su chascón amigo.
El ex Guns aprovechó también la oportunidad de mostrar parte de su último álbum titulado “The Gospel Truth” (2021), interpretando la canción que le da nombre al trabajo. Cómo ya es costumbre en los shows de artistas que fueron parte de alguna banda importante, los covers no se hicieron esperar y el primer gran golpe llegó con “Knockin’ on Heaven’s Door”, desatando la euforia en todo el teatro, en una de las grandes postales en la certera presentación de Clarke. El guitarrista aprovechó también la instancia de saludar al fallecido Wayne Kramer de los seminales MC5.
Luego llegó el turno de “Dead Flowers”, original de los Rolling Stones, para luego cerrar el escueto set con “Tijuana Jail”, no sin antes meter a la mitad de la canción el riff introductorio de “My Michelle” de los Guns, haciendo explotar por completo toda la cancha del recinto de calle San Diego. En poco más de media hora de show, Gilby Clarke logró conectar con un público ávido de rock n’ roll, entregando un espectáculo sin mayores sobresaltos pero directo a la hora de saciar a los fanáticos que esperaban el plato de fondo de la velada.
Casi 10 minutos antes de lo estipulado y con el Caupolicán hecho una caldera, aparecían en escena Slash junto a Miles Kennedy, Todd Kerns, Brent Fitz y Frank Sidoris, despachando la enérgica “The River is Rising” y dando la tónica de lo que sería el resto de la noche: potentes riffs rockeros y mucho fuego. En “Too Far Gone” las miradas se posaban en la característica tremenda voz de Kennedy, mientras que “Back From Cali” ponía a todo el mundo a cantar.
“C’est la vie” y “Actions Speak Louder Than Words”, momento en que Miles aprovechó de saludar a los fanáticos en primera fila y de firmar un vinilo, fueron algunas de las canciones forman parte del último trabajo de la banda “4” (2022). Uno de los momentos de la noche llegó con “Always on the Run”, canción que hizo famosa Lenny Kravitz pero esta vez interpretada por el bajista Todd Kerns.
Otro gran punto llegaría con “Don’t Damn Me”, un deep cut de los Guns pero que fue reflotado por Slash durante esta gira, por lo que la reacción del público fue una locura. La tremenda “Wicked Stone” nos regalaría una postal de ensueño con Slash ejecutando sendos solos de guitarra, que se extendieron por más de 10 minutos. “You’re a Lie” y “World on Fire” le ponían punto final al encendido set principal del show.
El bis sería de una gran sorpresa al invitar a Gilby Clarke para regalar una potente versión de “Nightrain” de los Guns, dejando sin aliento a todo el teatro, ya para luego finalizar todo con “Anastasia”. Fueron casi dos horas y media de puro rock n’ roll a la antigua, la asociación entre Slash y Miles Kennedy ha sabido complementarse de una excelente forma, sumado al trabajo de los Conspiradores, la ferocidad del grupo se da de manera natural y lo visto ayer en el Caupolicán reafirma todo lo dicho anteriormente.