Por Bayron Ríos
Fotos por producción de Lollapalooza Chile
Uno de los comebacks más inesperados de los últimos años fue la presentación de Limp Bizkit en la edición norteamericana del festival el año 2021. Este segundo aire para la banda, ya convertida a estas alturas en un meme viviente le permitió escalar peldaños en las carteleras de diversos festivales hasta lograr inscribirse como uno de los headliners para la edición número 12 de Lollapalooza Chile.
El regreso de los oriundos de Jacksonville fue uno de los actos más esperados de la jornada; tras 8 años de su última presentación en el país, el reencuentro con la fanaticada y las ansias por verlos se podían percibir horas antes entre gorros rojos de los Yankees y poleras alusivas a la banda en los asistentes.
Con puntualidad en el escenario Banco de Chile, Fred Durst y compañía salieron a escena comenzando su presentación con “Break Stuff”, iniciando una locura generalizada en todos los sectores del stage. Con “Rollin” ya se comenzaban a activar los mosh pit entre el público, en donde participaron desde cuicos, gym bros, chicas punkis, adolescentes, viejos a guata pelá, aggros y uno que otro pelusón.
Lo de Limp Bizkit arriba del escenario era un show aparte, desde el habitual traje estrambótico de Wes Borland al buzo ochentero de Durst, la banda sonó impecable en todo momento más aún con la presencia de Dj Lethal en las tornamesas.
“Behind Blue Eyes” le puso paños fríos al asunto, con un Fred Durst agradecido por estar en nuestra casa. Los mosh regresaban con intensidad junto a “Faith”, para luego rematar todo con “My Generation” y “Take a Look Around”.
El karaoke masivo en cada canción confirma la trascendencia y horizontalidad de una banda que fue grito y plata a finales de los 90s y comienzos del nuevo milenio, época en que el grupo aparecía en todas partes, desde la radio fm hasta en la lucha libre, el inconsciente colectivo tomó forma durante la hora de duración que estuvo arriba del escenario Limp Bizkit.
“Hot Dog” fue un caramelo para los seguidores, para coronar con una tremenda versión de “Boiler”. Luego Fred le dice al público que dos es mejor que uno por lo que la banda volvió a interpretar “Break Stuff”. Ovación respectiva para los norteamericanos que cerraron con “Chileno de Corazón” de fondo, mientras Wes Borland se acercaba a la reja a saludar a los fanáticos.
Momento surreal para una presentación con manual de festival, en donde la banda solo se dedica a pasarla bien arriba del escenario, una joda constante con ellos y el público; desde covers a Nirvana o tocando riff de Metallica y Slayer, hasta con John Otto vacilando con el micrófono en el rap de “Turn It Up, Bitch”.
Solo bastaron sus grandes singles para cautivar por completo a un público que solo necesitaba regresar a una época en que todo era más sencillo, una generación amparada por otros medios y formas de comunicación. El niño interior de muchos, hoy fue feliz.