Por Ignacio Bataller
Desde los días previos a la pandemia, durante ella, y con más intensidad después de su fin, el público chileno clamaba por la llegada de Insomnium a su tierra. El death metal melódico ha ganado popularidad en Chile desde hace tiempo, con bandas como In Flames, Arch Enemy, y Amon Amarth convirtiendo a nuestro país en una parada obligada en sus giras.
La banda liderada por Niilo Sevänen, desde su primer disco «In the Halls of Awaiting«, causó un gran impacto en la escena metalera mundial. Considerado uno de los mejores debuts en el death melódico, rápidamente generó reacciones en todo el mundo. Desde entonces, la banda ha escalado dentro del metal underground, ganando reconocimiento y siendo solicitada en todos los países donde el metal es un género importante.
«Anno 1696» es el último lanzamiento de la banda y la razón de esta gira latinoamericana que los traerá el próximo 8 de diciembre a la Sala Metrónomo. A pesar de que el show será a fin de año, podría rápidamente posicionarse entre los mejores espectáculos del año.
El simple hecho de que el concierto se realice en la Sala Metrónomo, un lugar que en el último año ha sido utilizado principalmente para eventos hardcore y de géneros más intensos, contrasta con lo que presentan los finlandeses. Sin embargo, conciertos como los de Abbath o Rotting Christ han demostrado lo bien que se adapta la sala a cualquier tipo de espectáculo, con un excelente sonido y la cercanía que se genera entre la banda y el público. Esto se alinea perfectamente con el estilo y sonido de Insomnium.
Las canciones de la banda no son simplemente tristes o depresivas; transmiten esas emociones de manera impecable. Su death metal melódico es lento, con baladas que de alguna manera te hacen sentir melancolía, tristeza y nostalgia, como si hubieras vivido las letras. Esa es la magia especial de Insomnium, que se aprecia plenamente al verlos en vivo.
Todo está listo para que este debut sea uno de los mejores, no solo de este año, sino desde el regreso de los conciertos post-pandemia. Solo falta que la sala se llene y que, en lugar de abrir un mosh, todos llevemos pañuelos y estemos listos para cantar con todas nuestras fuerzas.
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