Por Ignacio Bataller

Foto por Francisco Aguilar – Spider prod.

Desde hace un tiempo, especialmente en estos años posteriores a la pandemia, el rock y el metal progresivo han ido ganando terreno en las fechas de conciertos a lo largo del año. Cada vez más bandas están tocando en escenarios más grandes, con el surgimiento de eventos como el Cl.Prog, lo que demuestra un crecimiento que no ha disminuido su ritmo.

TesseracT es la banda que ahora le tocó presentarse y, como ya nos tienen acostumbrados, ofrecieron un show meticulosamente calculado y con un sonido impecable. Todo estuvo bajo control, culminando en uno de los conciertos más sólidos del año hasta ahora.

Todo comenzó con la apertura de puertas a las 19:00, donde varios ya esperaban para ingresar y asegurarse un buen lugar. A las 20:00 en punto, los nacionales de Crisálida, una banda con gran trayectoria, subieron al escenario para dar inicio a esta fiesta progresiva, luego de abrirle a bandas como Epica, la agrupación ya sabe cómo manejar un público y de sonar con una buena calidad. Su excelente show marcó el tono perfecto para lo que vendría después.

Luego, como es típico de una banda inglesa, puntuales a las 21:00 en punto, Daniel Tompkins y compañía hicieron su esperado regreso a Chile. Desde el primer minuto, la energía fue explosiva. La banda, en su mejor momento, llegó con un arsenal de nuevos temas de su último disco, «War of Being«, marcando una diferencia notable respecto a su visita anterior.

Con el trío de temas «Natural Disaster«, «Echoes» y «Of Mind – Nocturne«, la poderosa sonoridad que crearon hizo que el Teatro Coliseo se rindiera a sus pies al instante. Sentí el suelo temblar en algunos momentos, y solo con su voz, Daniel Tompkins logró tener al público en la palma de su mano.

El show completo duró aproximadamente una hora y veinte minutos. La banda fue pasando de tema en tema como si se tratara de una película, con transiciones constantes y pocos momentos de silencio. TesseracT arrasó a lo largo de las 13 canciones que interpretaron, con su líder interactuando con el público durante las canciones más que entre ellas.

Lógicamente, la presencia del último disco en el setlist fue predominante, destacando especialmente la esperada interpretación de «Legion«, donde Daniel demostró sus increíbles habilidades como vocalista.

A lo largo del concierto, fue él quien mantuvo cautivado al público, mientras la banda le construía los momentos perfectos para lograrlo. La primera parte cerró con la poderosa «Juno«, coreada de principio a fin. La banda regresó para un encore explosivo, con mosh incluido, interpretando las partes uno y dos de «Concealing Fate«, poniendo fin a un show cuidadosamente ejecutado, sin errores, y dejando a todos con ganas de más.