Por Ignacio Bataller
En 1984, Simple Minds alcanzó un punto crucial en su carrera con el lanzamiento de su sexto álbum, Sparkle in the Rain. Publicado el 6 de febrero bajo los sellos Virgin en el Reino Unido y A&M en los Estados Unidos, este trabajo marcó un antes y un después en su trayectoria.
Hasta ese momento, los cinco discos anteriores les habían asegurado un lugar sólido en la escena musical europea y algo de reconocimiento más allá de sus fronteras. Sin embargo, con este lanzamiento, la banda escocesa logró un impacto internacional mucho mayor.
El álbum recibió críticas mayoritariamente positivas tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos, alcanzando la certificación de platino en tierras británicas por la British Phonographic Industry.
Este éxito no solo consolidó su posición en Europa, sino que también despertó un interés significativo por parte de los medios internacionales, permitiendo que el grupo irrumpiera en el competitivo panorama musical estadounidense de los años 80.
Canciones como Waterfront, Speed Your Love to Me y Up on the Catwalk se convirtieron en pilares de esta etapa, cautivando tanto a la crítica como al público. Estas composiciones no solo ampliaron su alcance, sino que también establecieron a Jim Kerr y compañía como protagonistas de la escena global.
El disco fue un éxito comercial decisivo, llegando al primer puesto en la lista de álbumes del Reino Unido el 18 de febrero de 1984, y posicionándose en el top 20 en países como Nueva Zelanda, Países Bajos, Suecia, Canadá, Suiza, Alemania, Noruega y Australia.
Este logro no solo reforzó su presencia internacional, sino que cimentó las bases para que su música llegara a nuevos rincones del mundo, incluido Chile, donde años después lograron llenar un Movistar Arena. Es innegable que el impacto de este álbum fue clave para llevar a Simple Minds a conquistar escenarios a nivel global.
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