Por Ignacio Bataller
Solo dos años después de su álbum debut, Judas Priest regresó con nueva música el 26 de marzo de 1976, lanzando su segundo disco, Sad Wings of Destiny. Este álbum es considerado el trabajo en el que la banda consolidó tanto su sonido como su imagen. Canciones como «Victim of Changes» y «The Ripper» se han convertido en clásicos de sus presentaciones en vivo. Además, fue el único disco en el que el baterista Alan Moore participó en todas las pistas.
Este trabajo capitalizó el impacto generado por su debut y ayudó a cimentar con mayor claridad y solidez el legado de la banda liderada por Rob Halford. Destacado por su sonido basado en potentes riffs y la impresionante versatilidad vocal de Halford, el álbum ofrece una amplia variedad de estilos, atmósferas y texturas.
Su música estuvo influenciada por grupos como Queen, Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath, lo que contribuyó a moldear el estilo y la identidad del heavy metal tal como lo conocemos hoy.
A pesar de haber sido recibido de manera sorprendentemente positiva por la crítica y los fanáticos, Sad Wings of Destiny tuvo ventas débiles. Judas Priest grabó sus dos primeros discos con el sello independiente Gull Records, enfrentando serias limitaciones presupuestarias.
Obligados a subsistir con una sola comida al día y a trabajar en otros empleos para mantenerse, la banda terminó frustrada por su situación económica y firmó con CBS Records para su siguiente álbum, Sin After Sin (1977).
Judas Priest no solo influyó en la música, sino también en la estética y presencia escénica del heavy metal. Su imagen marcó un antes y un después en la historia del género.
Aunque Sad Wings of Destiny no fue un éxito comercial inmediato, discos como este permiten a los músicos seguir explorando su arte y construyendo su propio universo. Con este lanzamiento, Judas Priest dio inicio a un movimiento que definiría el metal en las décadas siguientes.
Masters of Rock se realizará los días 23 y 24 de abril en Movistar Arena. Entradas disponible vía Punto Ticket.