Por Bayros Ríos
Fotos por Juan Kattan – @kattan.ph
Resulta difícil de imaginar como dos adultos que bordean los 70 años puedan generar tal nivel de fervor y más aún, mantener una calidad intacta a lo largo de más de cuatro décadas de arduo trabajo. Neil Tennant y Chris Lowe, los nombres tras los Pet Shop Boys, han sabido trabajar al servicio de la música, así como también tomarles el pulso a las tendencias musicales durante todos estos años y reinventándose mil veces, saliendo victoriosos en todas las ocasiones en que han cambiado de piel.
Con su última reencarnación, los PSB han querido revisitar sus grandes éxitos con una grandilocuente gira, la que por fin el publico nacional pudo vivir la noche de ayer en el Movistar Arena, en una cita cargada de hits y emotividad.
La cita comenzó 10 minutos pasada las nueve de la noche, cuando se apagaron las luces y se asomó el dúo con las máscaras características de este nuevo tour. La teatralidad del conjunto es pieza clave en sus presentaciones, un concepto que nació a partir de la timidez que les provocaba tocar en vivo frente a un público. “Suburbia” fue el ticket de entrada para este recorrido musical, con el Movistar más repleto que nunca coreando a rabiar la canción. Rápidamente se suma “Can You Forgive Her?», con un inspirado Chris Lowe marcando el ritmo en teclados.
Los clásicos se desmenuzaban uno tras otros; “Yo tengo el cerebro, tú tiene el look”, la declaración de principios de los Pet Shop Boys en “Opportunities”, para luego rematar con “Where The Streets Have No Name”, donde el público al corearla le confirió un aura emotiva a la canción.
Una de las sorpresas fue el debut en vivo en nuestro país de “I Don’t Know What You Want but I Can’t Give It Any More”, original del oscuro “Nightlife” (1999), la que fue pegada con “So Hard”; cerrando así esta parte del show en donde solo estuvieron Neil y Chris sobre el escenario.
La fiesta continuaba con la tremenda “Left To My Own Devices”, pero esta vez acompañados por la actual banda de soporte, conformados por Afrika Green en batería, Simon Tellier en percusiones y Christina Hizon en teclados y coros, quienes amplificaron el poder de las secuencias programadas en una gran masa sonora, transformando todo el Movistar en una discoteca.
Los arreglos que le confirieron a algunas canciones, como “Domino Dancing” o “New York City Boy”, la da una frescura y una nueva vida a las interpretaciones, y el hecho que gran parte del set los temas hayan estado pegados uno tras otros, con la electrónica como hilo conductor como si fuera un gran mix, se sintió como una versión en vivo de esa gema titulada “Disco 2” (1994).
Otra sorpresa de la noche y muy emotiva fue cuando Neil se puso la guitarra acústica al hombro para interpretar, también debut para nuestro país, “You Only Tell Me You Love Me When You’re Drunk”, con el público prendiendo las luces del celular e iluminando todo el Movistar.
Así fueron pasando clásicos como “Jealousy”, “Love Comes Quickly” con un refrescante arreglo, y “Paninaro” con Chris Lowe en la voz. También hubo espacio para “Monkey Business” y “Dreamland”, canción que le otorga el título a la gira y que pertenecen a su última placa de estudio.
“What Have I Done to Deserve This?” era interpretada junto a Christina Hizon, recibiendo la ovación del público, en una calmada versión del tema. Luego el baile tomaría las riendas junto a la housera “It’s Alright” y “Vocal”. La sección final fue de emoción y frenesí, con una austera versión de “Go West” para rematar e incendiar todo con “It’s a Sin”. Los vítores retumbaban por todo el Movistar, tras la salida de todos sobre el escenario, y cuando ya un grupo pequeño de fanáticos comenzaban a abandonar el sector de cancha, los focos se prendían para la gran despedida.
Los ruidos de las calles londinenses le daban la bienvenida a la canción que inició todo, “West End Girls”, pero esta vez solo con Chris y Neil, una suerte de despedida implícita a toda una trayectoria que comenzó gracias a este single, seguida de la siempre emotiva “Being Boring”, cerrando así una de las mejores, sino la mejor, presentación de los Pet Shop Boys en el país.
Los Pet Shop Boys siempre han sido sinónimo de elegancia y calidad, y lo han demostrado a lo largo de toda su carrera. Ya en el inminente otoño de la vida que se les acerca, haber realizado una gira de grandes éxitos podría dar luces de algún retiro, pero la energía y fuerza que mantienen hacen de esa opción algo inviable.
Sin apelar a lugares comunes, los Pet Shop Boys honraron su propia historia, con la justa medida de nostalgia y dejando en claro que los chicos de la tienda de mascotas les queda mucha cuerda y para rato.