Por Bayron Ríos
Foto de Guillermo Salazar – Lotus prod.
Con una fanbase más que establecida en nuestro país, el regreso de Interpol al país puede ser visto, de manera somera, como un show más en suelo nacional, la octava actuación para ser exactos, pero esta superficialidad se tiró abajo con el tremendo concierto que vivimos ayer en el Teatro Caupolicán. Celebrando los veinte años de sus primeros dos álbumes de estudio, los neoyorkinos se despacharon la mejor presentación en nuestro territorio, obviando el misticismo del debut, con una gran definición y calidad, que lo enmarca sin apuros entre lo mejor del año.
En esta nueva visita al país la banda incluso llegó a agendar una presentación en el Teatro Municipal de Viña del Mar, presentándose por primera vez fuera de la capital, lo que funcionó como una entrada para lo que sería el plato de fondo. Con un Caupolicán atiborrado de fanáticos que miraron con atención lo hecho por Chini.png, los minutos se hacían eternos a la espera de Paul Banks y compañía. Cuando el reloj marcó con puntualidad las 21 horas, las luces se apagaban y la histeria comenzaba, con un sutil pero significativo cambio en el setlist Interpol comenzaba la revisión de su debut discográfico con “Specialist”, un corte solo para entendidos.
La canción, un tanto desconocida para muchos, tomó por sorpresa a todo el Caupolicán quienes cayeron rápidamente bajo la hipnosis de Banks. Pero fue con “Say Hello To The Angels” que el teatro explotó en euforia, con una cancha desatada al frenético beat de la canción; misma situación se vivió con “Obstacle 1”, en donde se armó hasta un tímido mosh por algunos segundos.
La solemne “NYC” ponía los paños fríos al ritmo del concierto para luego volver a encender todo con la tremenda “Roland”, uno de los puntos altos de la velada. Es sabido que Paul Banks en vivo no es un gran sinónimo de calidad vocal, y al parecer los astros estaban alineados para la ocasión porque su voz sonó de manera pulcra, muy similar a lo hecho en estudio, lo que brindó un carácter más mítico al concierto.
“Stella Was a Diver and She Was Always Down” fue otro gran momento del show, al igual que la inesperada “Leif Erikson”, canción que fue omitida en la presentación en la Ciudad Jardín. El repaso al primer disco de Interpol llegó con la tremenda “PDA”, y aunque quedaron afuera temazos como “Obstacle 2” y “The New”, la interpretación del álbum fue perfecta, superando con creces las expectativas de todos los fanáticos presentes.
Finalizada la canción Interpol desapareció del escenario, no sin antes avisar que regresaría a interpretar “Antics” en perfecto español por parte de Banks. Tras unos minutos en bambalinas y con el público muy apaciguado, el conjunto regresó al escenario iniciando la segunda parte del show con “Next Exit”.
El carácter amable y fácil de digerir de este disco sirvió a la perfección dentro del desarrollo musical que significó la revisión de estos dos seminales trabajos. Mientras el “Turn On The Lights Bright” es más denso y oscuro, “Antics” es todo lo contrario y con canciones más apoteósicas que le fueron dando el ritmo perfecto a la experiencia de ver a Interpol en vivo.
La dupla de “Evil” y “Narc” fue gasolina para un prendido público que cantó y saltó a morir este par de clásicos. Otro de los momentos de gran factura llegó con “Take You On a Cruise”, en donde la interpretación de la banda, sumado al juego de luces, hicieron de este momento uno de los más hipnóticos y fascinantes de la velada.
La locura se hacía presente nuevamente con la archi conocida “Slow Hands”, que sirvió para allanar el camino para “Not Even Jail”, quizás la mejor canción dentro del “Antics” y que en vivo tomo una enorme fuerza, un momento de alto impacto para quienes esperamos más de una década para volverla a oír en vivo en el país.
“Public Pervert” encendía a los más comprometidos con la banda y que finalizó con un perfecto juego de luces al son de los riffs de Banks y Daniel Kessler. El punto de ebullición máximo de la noche llegó con “C’mere”, uno de los himnos de Interpol y que transformó el Caupolicán en una caldera.
“Length of Love” y la hipnótica “A Time To Be So Small” pusieron el punto final a la revisión del segundo álbum de la banda, pero aún quedaba algo en el tintero. Siendo “Untitled”, canción que abre el “Turn On…” y que ahora sirvió como el cierre definitivo del show.
Independiente del fanatismo de su público, objetivamente lo hecho el día de ayer por Interpol rozó la perfección y contra todo pronóstico. Tanto por el nivel vocal en el que estuvo Banks, la potencia y claridad en la ejecución de la banda, las luces, el setlist y la energía del público, confabularon para una noche hipnótica. Si bien sonaron a un volumen más que moderado durante los primeros minutos y que sirvió para apreciar con mucho detalle el trabajo del conjunto sobre el escenario, conforme avanzaba el concierto, la fuerza sonora fue in crescendo hasta convertirse en una gran masa de sonoridades.
Interpol se ganó con derecho propio un podio entre los mejores conciertos del año y de que mejor forma celebrando sus mejores trabajos a la fecha. Una celebración tanto para los fanáticos, como para ellos mismos, reafirmando en la interna y hacia el exterior la vigencia que sigue manteniendo Paul Banks y compañía.