Por Ignacio Bataller

Foto por Rubén Gárate

Para los fans del metal extremo y el thrash clásico, la noche del viernes 23 de agosto será inolvidable. Los italianos de Bulldozer llegaron para celebrar 40 años de «The Day of Wrath«, su primer disco, y fue brutal.

Todo comenzó a las 19:00 hrs con la apertura de puertas. Los primeros en llegar entraron al lugar, y el verdadero show empezó a las 20:00 con la primera de las tres bandas invitadas. Abysmal Death, la banda viñamarina de death metal técnico, mostró su habilidad y preparó al público para el resto de la velada.

A las 20:50 hrs, los death de Saviour tomaron el escenario con su sonido carnicería, pesado y rápido, elevando el ambiente de la fiesta. Luego, a las 21:40 hrs, los consagrados Demoniac, tras su exitosa presentación en el Helsinki Metal Festival, continuaron el festejo con un show de headliner que representó al metal nacional de principio a fin.

A las 22:40 hrs en punto, los italianos subieron al escenario con el público listo para ellos. La banda desató un sinfín de temas y riffs, repasando uno de sus capítulos más importantes y el inicio de su carrera. Luego continuaron con más canciones, dejando al público chileno más que satisfecho.

Bajo el liderazgo de A.C. Wild, cuyo nombre real es Alberto Contini, la banda desplegó un arsenal de canciones, principalmente de su primer disco. Sin embargo, también exploraron otros sectores de su discografía. Temas como «Insurrection of the Living Dead«, «The Final Separation«, «Sex Symbols’ Bullshit«, y la legendaria «Whiskey Time» fueron algunos de los que resonaron a lo largo de la noche.

Una banda que claramente no ha perdido intensidad con el paso del tiempo. Con una sala RBX abarrotada, el público respondió a esa energía con creces. Hubo momentos en los que toda la sala se agitaba, algo que no se veía desde conciertos como los de Vader o Tsjuder.

Alberto introdujo la mayoría de los temas, recordando la última visita de la banda hace más de 10 años, un evento aún presente en la memoria de muchos. Con tragos de whiskey, cerveza por doquier, constantes stage divings, una banda con un sonido afiladísimo, un setlist impecable, y un público que lo dio todo, se vivió una de las noches de metal más satisfactorias del año.