De chica Disney a artista musical, Olivia Rodrigo, con 22 años, ya se ha consagrado como una artista juvenil a nivel mundial. Con tan solo dos discos: Sour (2021) y Guts (2023), ha cautivado a millones de jóvenes, y a otros un poco más mayorcitos.
Pasadas las 21:15 hrs en el escenario Cenco, la californiana hizo su debut triunfal en Chile, particularmente en nuestro Lollapalooza, deleitando a miles de fans que esperaban su llegada. Con una vestimenta bastante osada, la norteamericana y su banda ofrecieron un show entretenido, lleno de bailes, gritos de la gente y cantos a coro. El espectáculo fue ameno para todos, incluyéndome, ya que no tengo mucha cercanía con su música, pero debo reconocer que fue bastante interesante su puesta en escena.
Repasó gran parte de sus discos de estudio, interpretando temas como «Obsessed», «Traitor», e incluso me agradó escuchar su versión de Don’t Speak de No Doubt. Creo que hay una clara inspiración en la banda de Gwen Stefani en la música de Rodrigo, ya que recuerdo el show de reunión que hizo la banda en Coachella en 2024, donde en la canción Bathwater de la banda «ska-pop», Rodrigo interpretó junto a ellos.
Durante el show, este tuvo que ser detenido brevemente debido a que las personas que se encontraban en la reja estaban siendo apretadas. Para esto, salió un personaje desconocido para indicar que se corrieran a la cuenta de tres, mientras que el público respondía con un “¡Chúpalo!”. La picardía del chileno promedio está en todas partes, particularmente cuando se unen varias voces.
En resumen, fue un buen cierre para el escenario Cenco. Una artista de armas tomar, cuya música no es solo para niños y jóvenes; también los adultos pueden disfrutar de su estilo musical. Esperemos verla en un show en solitario en un futuro cercano.