Por Ignacio Bataller
Foto Lotus Producciones
A las 14:00 horas en punto, la banda nacional hizo historia en el festival REC, y ahora tenía la misión de sacudir Santiago una vez más, esta vez en el marco de un Lollapalooza que celebraba más de una década de trayectoria consolidada.
En solo media hora, captaron la atención de un público que quizás llegó temprano por Shawn Mendes, pero desde el primer acorde impusieron su presencia. No solo lograron conectar con la audiencia, sino que desataron el primer mosh del día, un momento imposible de ignorar.
Con un sonido que fusiona post-hardcore, rock y metal modernos, se adueñaron del escenario con naturalidad, demostrando que estaban a la altura del desafío. Eso es lo que se espera de un festival de esta magnitud: potenciar a las bandas y hacerlas sentir más grandes.
Además, aprovecharon al máximo las pantallas y los visuales, un elemento clave en su propuesta actual que amplificó la intensidad de su show.
Chances reafirmó que estos estilos encajan a la perfección en Lollapalooza. Lejos de desentonar, aportan equilibrio y variedad al cartel. Tal como ocurre en Chicago, donde el deathcore y géneros similares tienen su espacio, la presencia de bandas como Metallica y Tool allana el camino para que el sonido pesado siga creciendo en futuras ediciones.
La banda dejó su marca en el festival, pero también la sensación de querer más. Más tiempo para desplegar en su totalidad la atmósfera cargada de emociones que los define en vivo.