Cerca a las tres de la tarde todos -almorzados y descansados- almacenaron energía física para soportar los mil y un mosh pits, pogos y fiestas que Cosquín Rock regalaría en unas horas más. Se empiezan a oler los aires de rebeldía, los comienzos de himnos del rock latinoamericano al unisono de miles de pulmones mortales, dando las gracias a sus bandas favoritas del continente, en una reunión especial que iría creciendo expectativas en su primer día.
Una minoría significante llegó desde la hora estipulada para presenciar a todos los artistas, en donde al inicio de todo este festival tuvimos la oportunidad de presenciar la fuerza rebelde y feminista de Sin Lencería, una muestra de punk rock directa a la vena, y que para unos pocos afortunados, pusieron la primera pizca de distorsión y desorden. La actitud es más allá de tener las agallas para exponer tu mensaje de manera cruda, sino que independiente de la cantidad de publico que esté presente, poner la garra es parte de un oficio que sobrepasa el tema profesional, es tener consciencia de lo importante que es presentarte, sin importar las consecuencias. Aguante el power de esta agrupación. Del otro lado del festival, el Movistar Arena medio lleno empezaba a motivar la fiesta con sus primeros indices de carrete y cumbia con Tomo Como Rey, banda que también mezcla su sonido con la reiterante rítmica del ska y la sabrosura de la música latina. La banda se ha ganado un nombre importante dentro de su popularidad radial, y de su masiva presencia en festivales y tocatas, y al menos para haber sido la apertura de esta jornada, fácilmente pudieron haber sido headliner, y haber prendido todo como lo hicieron cercano a las 4 de la tarde, cuando todo los asistentes cantaban «yo nací pa ser soltero y no weon«, para finalizar una de las presentaciones más prendidas de la jornada.
Terminado este tramo vacilón y juvenil, se escuchaba una velocidad punketa desde lo lejano del subterráneo de la cancha general, en donde si uno se adentraba más allá de la salida, cercano al paso de la fama del recinto, podías percibir un sonido potente y simple. Si, Los Peores de Chile estaban en el escenario Temático desatando una avalancha de clásicos emblemáticos de su repertorio, revolviendo la cancha por casi una hora de show lleno de adrenalina, brevedad y una instancia llena de desquite. Sinergia del otro lado, le daba continuación a una masiva presencia, siendo uno de los primeros grupos en tener repleta la cancha para su presentación, en donde no solamente se disfrutaron los peculiares temas como ´Amor Alternativo´y ´Sopaipillas con mostaza´, sino que la entrega del grupo fue consolidada por momentos de reflexión y crítica que fueron aplaudidos por todos los rincones del Movistar.»Esto es más que tocar, es resistencia» dijo Rorro empoderado y orgulloso de su trayectoria con Sinergia, también tocando temas como la diversidad, el apoyo al pueblo mapuche y una tiradera de mierda a los medios por inundar de basura, y de no dejar entregar discurso. Una de las frases notables fue la del apoyo a las bandas emergentes de nuestro país y toda Latinoamérica unida (me ahorro la referencia para los conocidos), en donde su vocalista- entre alegre y complacido- mencionó que «hace años atrás les habían pedido telonear a Ska-P, pero que se negaron porque tenían miedo, y mira donde estamos ahora» señalando que nada es imposible, y que cuando menos los esperas, estarás disfrutando tu vida haciendo lo que amas. Para el momento, era una de las presentaciones más agotadoras de la jornada por su combustible desgastador y su ironía característica. Pero la cosa no terminaba ahí.
El escenario Temático dio hincapié a una dupla que sorprendió por su sonoridad sónica, con dos ruidosos exponentes nacionales que se complementaron perfectamente y que nos entregaron una dosis de distorsión afilada con guitarras, y una potencia llevada de la poesía irreverente. Colombina Parra unió fuerzas con Club de Surf, para re-encontrarse con su lado rockero-algo así como su etapa con Los Ex– y redefinir su relación con este espectro detonante conectado a lo ruidoso, encontrando un espacio perfecto con esta banda del sello independiente de Algorecords, demostrando que el under y trayectoria, son dos variantes que pueden crear una expansión imponente a base de intensidad amplificada con mucho rock. La trayectoria es algo que dentro de la historia del rock latinoamericano, se gana a base de sobre-esfuerzo, consistencia y mucha dedicación, y en cada país tenemos representantes dignos del ADN del género de nuestro continente, que a donde sea que estén tocando, siempre llenan los estadios. La Vela Puerca desde la revolucionaria Uruguay, no tuvo problemas en llenar el Arena a base de una pasional vibra bullanguera, con su público fiel estando presente en esta primera instancia de Cosquín en Chile, y también sumando a otros más que soñaron con ver este histórico acto de música y cántico de estadio efervescente. Su barra prendida como siempre, registrando una marca de valentía sello de un festival como Cosquín Rock, que siempre buscó a este tipo de músicos de la escena.
La Vela estaba terminando cuando el eterno giro del desorden rondaba por las afueras, y el único responsable de tal combustible lleno pasión con nada más, y nada menos que Boom Boom Kid. Nekro– con rastas desteñidas y una inyección de adrenalina- volvió a nuestro país luego de su paso por Lollapalooza, para reencantarnos con su punk variado, esto en una incansable presentación que tenía a personas de diferentes generaciones alocados en un eterno mosh que no dejó descansar nunca. Era un minutero de juventud que explotaba, y dinamitaba con cada temazo que utilizaba, como una defensa arrolladora ante una fanaticada que se estaba desquitando mientras el sol bajaba de manera soberbia, esto al ritmo de una sobredosis de carisma y saltos de su frontman. Una de las mejores presentaciones de la jornada del día sábado, pero luego iba a tener uno de sus puntos altos, y la primera etapa en la cual el Movistar estuvo repleto. Chancho en Piedra supo dominar al público de Cosquín a su propia pinta, creando momentos que unieron a la gente en vísperas de su próxima tocata en el Caupolicán, el cual celebrará los 20 años de uno de sus discos más famosos, «Ríndanse Terrícolas«. Y así también sonaron diferente en comparación a sus anteriores presentaciones, y es que la inclusión de C-Funk en la guitarra ha estado adaptándose de manera natural, pero sin dejar indiferente a nadie, cumpliendo con los requisitos que un marrano buscaría dentro de una tocata de ellos. Lalo cada vez más cercano a su público, capturó cada momento con su celular con una cara de sorpresa reflejada en su sonrisa, siendo el líder en esta fiesta que tomó esta versión del Cosquín, y definió la importancia de su legado en la juventudes de hoy, y las que están por venir.
Cada festival tiene su punto alto dentro de su parrilla, y las temáticas socio políticas tratadas en la mayoría del cartel daban para que el final fuese toda una bomba de desquite anarquista, con intenciones de ser eterno. Joxemi se sube al escenario eufórico, Pulpul con su cresta larga y su guitarra lista, y el resto de la banda posicionados para comenzar ´La Estampida´, y darle comienzo a esa fiesta anti-sistema que no tuvo ningún momento de descanso. Una celebración de los desadaptados, un desquite de condiciones épicas que tuvo a todo el Arena cantando al son de los himnos de protesta más potentes de nuestra habla-hispana, justo en este momento de tensión que nuestro país vive, con toda la lucha mapuche y la contaminación de Quintero en la palestra con la reciente muerte de Alejandro Castro, manifestante que estuvo en contra de las empresas contaminantes. Fue como sentir toda esa ira de soportar gilipollas, todo ese abuso que el sistema nos refriega, y el robo de las empresas se haya ido a la conchatumare, y se haya soltado todo en una bomba explosiva, dentro de una pista enorme para bailar ska. Fue hermoso en todo sentido, y como Joxemi nos declaró en una entrevista hace unas semanas atrás, «el querría sepultar los malos pasares ocurridos en Legalize Fest (2014)» para dejarlo todo en esta fecha, y claramente quedó marcada para la memoria colectiva.
Puedes decir que son vendidos por lanzar sus discos a través de major labels (esto a pesar de que su mensaje y crítica se mantengan vigentes), porque sus entradas son caras (siendo que las productoras son las que imponen precios injustos) o cualquier excusa de mierda a la cual cualquiera recurra para bajarles el perfil. Pero nunca, NUNCA, podrás subestimar el poder de un recinto entero cantando en contra del sistema y la injusticia de los corruptos. Ska-P dio cátedra de himnos rebeldes y transcendentales, en un show que fue salvaje.
Así es como Cosquín Rock agotó esta fecha, y entregó una potente de exponentes latinoamericanos dispuestos a darlo todo en la cancha, sea sacándose la polera por el insoportable calor, o por la efervescente mezcla de países que llenó los escenarios con presencia internacional. La resistencia era parte de un ambiente único, era parte de nuestro cuerpo y sudor, y el aire, uno simplemente respiraba rock hasta más no poder. Ahora estaremos viendo que nos traerá la fecha de este domingo, la cual tendrá a Cypress Hill y a Molotov como los principales headliners.