Por Andrés Cornejo
El peso pesado del jazz: Pat Metheny por fin pudo concretar su cuarta venida al país, luego de 26 años sin visitarnos, contando los últimos 2 años donde se suponía que vendría a visitarnos, pero la pandemia cambió los planes.
Mientras el calor primaveral azotaba las largas filas de personas para ingresar al teatro de San Diego, se podía escuchar claramente al mismísimo invitado de la noche haciendo su prueba de sonido al interior del recinto. Quienes tuvieron la oportunidad de escucharlo seguramente pensaron que lo que estaban por presenciar iba a ser glorioso, ya que la calidad del sonido estaba por las nubes, aun si es que se escuchaba de afuera, pero lo que se vivió dentro del Caupolicán a las 21:30 horas fue algo inimaginable.
Pero antes, tenemos que retroceder 30 minutos, ya que el compositor y arreglador Rodolfo Jorquera se encargó de calentar los motores acompañado de su característico instrumento el bandoneón. Con tan solo 4 temas tocados (instrumentales), Jorquera brindó un show emotivo y bello pasando por canciones del país, como por ejemplo interpretando a Victor Jara, quien estuvo de cumpleaños hace pocos días, razón por la cual lo conmemoró.
Llegada la hora magistral, Pat Metheny ponía pies en el escenario e instantáneamente recibió una oleada de aplausos de sus fanáticos mientras se ponían de pie desde sus butacas. Con guitarra de doble cuello en mano comenzó su esperadísimo show sumergiendo al recinto en un viaje embelesado de seis cuerdas. Y mientras los primeros mágicos acordes sonaban por parte del maestro, se podía sentir el silencio total del público, quienes estaban perdidamente contemplando en su totalidad al guitarrista pelucón.
Metheny jamás solo, por lo que su banda también salió al escenario llegando justo para interpretar uno de los hitazos más importantes de su discografía «So May It Secretly Begin», el cual generó bastante asombro entre los asistentes. Como estamos hablando de jazz, la calidad de los músicos debe ser de las mejores, y Pat sabe lo que es calidad. El increible baterista Antonio Sanchez, ganador 5 veces de los Grammys y creador de la banda sonora de «Birdman». La bajista Linda May Han Oh, campeona de varias competencias de bajo, y por último y no menos importante, el pianista Gwilym Simcock, nominado a diversos premios de Jazz.
Es en las siguientes canciones donde el show se vuelve una sopa de acordes y notas, en la que el talento inigualable de Metheny combinado con la precisión de Sanchez, quien parece sacado del film «Whiplash» por su arduo trabajo rítmico, y junto a los demás músicos hacen que te pierdas en la música, en el buen sentido. Por ejemplo, en los temas más extensos y atrapantes, podías darte cuenta la infinita cantidad de sonidos que cada músico lograba, y que no solamente estaban siguiendo una partitura o ritmo, claramente había emoción y amor puesto, y que se podía sentir al 100%, creando así una visión musical única.
Llegando a las 2 horas de música, el guitarrista de la noche terminaba su incomparable presentación, la cual para quienes estuvieron esperando este show por más de dos años se fueran con una gran sonrisa de oreja a oreja, dejándolos más que satisfechos. La noche anterior, el público chileno demostró su amor por el jazz ante una leyenda viviente que de seguro le habremos hecho también una noche significativa. Para quienes van al show de mañana preparense para un show deslumbrante e inigualable, que de seguro será recordado por un largo tiempo.