Por Bayron Ríos
Imagen: Jaime Valenzuela – Dg medios
La incombustible energía de los alemanes Kraftwerk se niega a agotarse y quedó demostrado en las tremendas dos horas de show, brindando un espectáculo alucinante, de toque minimalista rozando la austeridad, pero de un alto impacto sonoro, estético y visual. En una era atiborrada por las nuevas tecnologías que giran en torno a las inteligencias artificiales, los pioneros de la música electrónica nos aterrizan hacia esa estampa retrofuturista que los han caracterizado en más de 50 años de actividad.
Pasada las 21 horas y con un Movistar repleto en su modalidad media arena, los alemanes hicieron su aparición con el mix “Numbers / Computer World / Computer World 2”, aunque un traspié a los pocos segundos de iniciado el show hizo que Ralf Hütter abandonara el escenario por un instante, reiniciando la canción al momento de regresar.
“It’s More Fun to Compute / Home Computer” destacaba la simbiosis entre las visuales y el juego de luces de las tarimas y el vestuario de la banda, con un sonido prístino y unos sub bajos que hicieron vibrar por completo el recinto. “Spacelab” nos invitaba a recorrer el espacio a bordo de una nave espacial que aterrizó en Platea Sur del Movistar Arena.
Si bien la música de Kraftwerk se caracteriza por ser de corte neural, contemplativa, hay versiones que son la excepción a la regla, como en el caso del doblete “Airwaves / Tango” que provocó los primeros pasos de baile en cancha, gracias a un sonido arpegiado que inevitablemente te hacían mover el cuerpo. El imaginario clásico del conjunto se hacía presente con “The Man Machine”, recibiendo una ovación por parte de los fanáticos.
Lo de “Autobahn” fue una verdadera sesión de trance hipnótico, logrando condensar lo más refinado de la placa en solo minutos la extensión original de la canción. Otra postal de la jornada llegó la clásica “The Model”, una de las más esperadas de la noche, mientras que “Neon Lights” nos evocaba esa bohemia germana, tanto en los sonoro como en el trabajo visual que acompañaba el instante, destacando los cambios de luces en el vestuario de la banda emulando la elegancia de las luces de neón.
Uno de los momentos más emotivos de la noche y también de los más gozados, llegó con “Radioactívity”, en su versión protesta con los versos que enumeran algunas de las catástrofes nucleares más terribles de la historia. Ya con el público entregado al baile, los alemanes se despacharon parte de lo que es la suite “Tour de France”, sonando de manera impecable.
La crudeza metálica de los sonidos más duros se hacía presente con el tridente conformado por “Trans Europe Express, Metal on Metal y Abzug”. La guinda de la velada llegó de la mano con el leit motiv de Kraftwerk, “The Robots”, punto álgido de la jornada, con el público vuelto loco, visuales que mezclaban a la perfección el simbolismo propio de la banda y los seres robóticos, coronando con un sonido arrollador, cerrando así la columna vertical del espectáculo con los alemanes abandonando el escenario.
A los pocos instantes el conjunto regresaba a escena con “Planet of Visions”, rindiendo una reverencia a la estrecha relación que mantiene la ciudad de Detroit y Alemania en cuanto a la música electrónica, dejando para el cierre definitivo “Music Non Stop”, englobando así una jornada sónica qué quedará grabado a fuego en el corazón de muchos.
La presentación de Kraftwerk fue algo histórico y emotivo, aunque si bien el setlist fue casi calcado a su anterior show en el Teatro Caupolicán, lo ocurrido en el Movistar Arena toma otro ribete porque esta podría ser la última presentación de la banda en el país. Considerando que a los alemanes les tomó casi siete años en regresar a suelo nacional y ya la avanzada edad de Hütter, empinándose a los 77 años, hacen de este concierto algo muy especial. Pero hasta que no se confirme nada, ya queremos de vuelta una vez más a la estación de poder y su fuente de energía inagotable.